EUTOPÍA. Revista de Desarrollo Económico Territorial N.° 14, diciembre de 2018 DOI: http://dx.doi.org/10.17141/eutopia.14.2018.3759 ISSN 1390 5708/e-ISSN 26028239 |
El campesinado y el arte de la agricultura. Un manifiesto chayanoviano de Jan Douwe van der Ploeg
Diego Fernando González Guevara
Universidad del Valle, Colombia. diego.gonzalez@correounivalle.edu.co El libro El campesinado y el arte de la agricultura. Un manifiesto Chayanoviano, escrito por Jan Douwe van der Ploeg,hace parte del segundo volumen de la serie sobre Cambios Agrarios y Estudios del Campesinado (ICAS por sus siglas en inglés), donde se retoma la importancia de investigaciones sobre la economía política agraria para los estudios rurales contemporáneos. Inscripto a los estudios sobre la cuestión agraria consolidados en el contexto ruso de 1917, y ligado a las dinámicas rurales actuales, este libro (publicado en 2016) aborda los principales debates del enfoque campesinista chayanoviano a través de discusiones teóricas y orientaciones de políticas con ejemplos empíricos de diferentes contextos continentales. Busca comprender las estructuras y dinámicas de las granjas campesinas, así como las relaciones de variabilidad histórica que han gobernado los procesos laborales y productivos dentro de las unidades de producción campesina. El libro cuenta con seis capítulos, a lo largo de los cuales el autor expone los argumentos sobre la cuestión campesina. El primer capítulo trata sobre las transformaciones sociales campesinas y las controversias sobre los estudios agrarios generadas desde el contexto ruso, lo cual rigió las agudas discusiones políticas sobre los programas y el interés de la sociedad rusa de 1917, protagonizadas por Lenin y Chayanov. Dado el predominante contenido agrario de la Rusia de inicios del siglo XX, la definición de clases, las formas de producción campesinas y la expectativa sobre el futuro del agro fueron los pilares fundamentales de los debates sobre las transformaciones sociales, que posteriormente se extendieron a otras latitudes. Esta parte del libro es el abrebocas de los elementos constitutivos de la discusión rural, que el autor pretende desarrollar en los siguientes capítulos. A través del enfoque chayanoviano, Van der Ploeg (2016) plantea la siguiente tesis: si bien la unidad de producción familiar campesina está influenciada por contextos capitalistas, su gobernabilidad está directamente interrelacionada con una serie de factores que dependen de la construcción interna campesina, que atribuye como balances. Entiende por ello la constitución de un todo que condiciona los principios de orden para la reproducción campesina, al que alude en el encabezado principal de su obra: “el arte de la agricultura”. En efecto, el autor reconsidera una teoría que ha marcado los estudios rurales desde hace un siglo. Subraya la importancia y la relevancia política de las cuestiones campesinas que quiere ilustrar a través de contextos político-económicos actuales, de carácter capitalista, y las formas de adaptación a las nuevas circunstancias en las que se ven inmersos los campesinos. Los capítulos dos y tres están interconectados a través del concepto principal del libro: “los balances”. En un primer acercamiento, Van der Ploeg recupera el pilar del enfoque chayanoviano por medio del análisis familiar y la diferenciación demográfica en la economía campesina. Bajo esta concepción, y fuera de las apreciaciones marxistas de valor y plusvalía que gobiernan la economía capitalista, el autor justifica su tesis. Menciona que las dinámicas de la agricultura campesina y su característica basada en lógicas diferentes están fundamentalmente ordenadas por el trabajo no remunerado y las relaciones anticapitalistas. En este orden de ideas, la movilización del capital familiar representa uno de los mecanismos internos asociados con la resistencia campesina y el desarrollo de la producción agrícola. Ello genera el contrafuerte principal de su análisis, basado en dos balances: trabajo-consumidor y trabajo pesado-utilidad. En el primero de los dos balances mencionados predomina la relación bidireccional, en la cual el uno condiciona y determina el tamaño del otro, y viceversa. El trabajo es entendido como la fuerza laboral disponible en la familia y el consumidor, las “bocas” que se deben alimentar dentro del hogar. En la visión chayanoviana, ambos elementosson centrales para el plan organizacional de la familia campesina. El desenlace de la implementación adecuada de dicho balance permitirá a las familias encontrar medios para la formación de capital (entendiéndose como animales, máquinas, plantas, personas en el hogar, fertilidad de suelos, etc.), que resulta de relaciones no mercantiles. El segundo balance, trabajo pesado-utilidad, está caracterizado de forma individual, según la composición familiar. Es la capacidad que cada sujeto tiene para aportar a la familia campesina. En otras palabras, es la cantidad de trabajo realizado en un período determinado, que genera una utilidad por persona. El texto presenta una gama amplia de balances interrelacionados con los dos principales. Estos permiten enfrentarse a los problemas y potencialidades específicas de la agricultura campesina actual, atendiendo a la heterogeneidad entre países y regiones. Entre ellos, el autor menciona el balance hombre-naturaleza, entendido como la relación entre dar y recibir, por las continuas interrelaciones entre producción agrícola familiar y medio natural. Otros balances son el de producción-reproducción, que implica aumentar los recursos utilizados a corto y largo plazo y el de los recursos internos-externos, que ayudan la creación de autonomía y la satisfacción de las necesidades e intereses internos de la familia, con sus propios recursos. A ellos se suman el balance autonomía-dependencia, que indica que a mayor autonomía, mayor aprovechamiento de recursos internos; y el de la escala-intensidad, que justifica la relación inversa entre la productividad campesina basada en el número de objetos de trabajo por unidad de fuerza, y la producción por objeto laboral. En definitiva, la coordinación de los múltiples balances, su entendimiento y apropiación hacen posible que se desarrolle satisfactoriamente la producción agrícola familiar. A esto el autor lo denomina “el arte de la agricultura”. Como se pudo vislumbrar en los párrafos anteriores, Chayanov fundamenta su análisis basado en microniveles a través de la familia campesina. Tal interpretación está orientada a las peculiaridades internas, reconociendo que es este nivel el damnificado por las secuelas de las presiones macro del capitalismo. Adicionalmente, los estímulos y la operatividad de las escalas macro están condicionados o son dependientes de la funcionalidad del nivel micro, un escalón de subordinación. En la interrelación entre los niveles micro y macro radica la importancia de su análisis, como forma de crear mecanismos de resistencia. Ahora bien, después de contemplar las particularidades del análisis micronivel de los balances de las familias campesinas, el cuarto capítulo representa otra escala de discusión. Ello nos lleva a reconocer la importancia de contemplar los fenómenos exógenos a las dinámicas campesinas. Estos son catalogados como macroniveles, en los que el autor ubica a la sociedad y a los mercados en el centro del debate sobre la producción agrícola campesina. En este sentido, son tres los contextos sobre los que se diserta. Primero, las relaciones ciudad-campo (mediadas por el intercambio y ligadas a los efectos del mercado y a la influencia política en la comercialización de productos) y las migraciones (relacionadas con las condiciones de pobreza rural que caracterizan a los territorios, factor estimulante de efectos negativos ligados al éxodo y abandono del campo, como parte de los cuales los campesinos trasladan habilidades importantes a la economía urbana). En segundo lugar, el predominio continuo de externalidades en el procesamiento y la comercialización de alimentos expresa la forma en la que operan los principales imperios alimenticios, basada en sistemas extractivos a la economía campesina. Finalmente, está la relación Estado-campesino, vinculada a la forma de concebir la distribución política de manera desigual y al favorecimiento de ciertos sectores económicos. Luego de discernir los términos de los balances micro y macro, los últimos dos capítulos del libro proponen un recuento de las formas de revitalizar la producción agrícola y la vida en el campo. En ellos Van der Ploeg parte de la pregunta ¿puede la agricultura campesina alimentar al mundo? El crecimiento constante de los rendimientos de producción es uno de los primeros elementos que somete a discusión para responderla. El autor reconoce que la agricultura campesina es más intensiva que la agroindustrial y, como resultado, presenta mayores rendimientos asociados con el aumento de producción en menor proporción de tierra, lo cual se reconoce empíricamente como relación inversa. Esa afirmación ha sido constantemente debatida desde el ámbito de la producción campesina, dado que se sostiene que los mayores rendimientos son generados mediante la apropiación de los balances, sobre todo los impulsados por la intensificación del trabajo, por las habilidades intrínsecas y los conocimientos locales de las familias campesinas. El autor considera que las prácticas campesinas están dotadas de niveles más altos de capital por unidad de tierra. La agricultura campesina entra donde no entran los imperios capitalistas y busca siempre maximizar la producción, en contra de la maximización de ganancias de la producción capitalista. Eso le permite responder de manera positiva al interrogante sobre la capacidad de la agricultura campesina de alimentar al mundo. Luego de reflexionar a partir de casos específicos, la “recampesinización” es el último tema discutido en el texto. Alimentar a todo el mundo obliga a retomar las prácticas productivas campesinas y al regreso de los pobladores tradicionales al campo. La reevaluación de los balances vuelve y se posiciona como el elemento trascendental de este proceso. Sin embargo, ante las fuertes presiones global-capitalistas actuales, el papel de las organizaciones proporciona una base inmaterial importante para luchar por los derechos y para construir propuestas políticas campesinas. Entre estas, Van der Ploeg destaca el Movimiento Sin Tierra en Brasil, la Vía Campesina y los movimientos agroecológicos. A manera de conclusión, el autor hace hincapié en las preocupaciones enfocadas al desarrollo rural que siguen vigentes en la actualidad. El libro, a pesar de haberse escrito bajo las propuestas chayanovianas planteadas hace un siglo, permite repensar la teoría clásica campesinista, que mantiene una trascendencia fundamental en las discusiones académicas y prácticas. Además, otorga relevancia a las cuestiones agrarias contemporáneas, dadas las complejas relaciones sociedad-campo, y a los microniveles y macroniveles que persisten desde 1917 hasta hoy, en las múltiples dimensiones de las familias campesinas. Bibliografía Van der Ploeg, Jan Douwe. 2016. El campesinado y el arte de la agricultura. Un manifiesto chayanoviano. México D.F.: Universidad Autónoma de Zacatecas/Red Internacional de Migración y Desarrollo/Miguel Ángel Porrúa. |