Eutopia. Revista de Desarrollo Económico Territorial N.° 15, junio 2019, pp. 79-100

Determinantes de la diversificación de las estrategias de vida de la Agricultura Familiar en Colombia
Determinants of the diversification of the Family Farming life strategies in Colombia

 

Daisy Reboul* y Germán Escobar**

* Centro Latinoamericano para el Desarrollo Rural (RIMISP), reboul.daisy@orange.fr, orcid.org/0000-0002-5030-6521
** Centro Latinoamericano para el Desarrollo Rural (RIMISP), gescobar@rimisp.org, orcid.org/0000-0003-2575-8005

Recibido: 04/03/2019 • Aceptado: 01/05/2019 • Publicado: 30/06/2019
DOI: http://doi.org/10.17141/eutopia.15.2019.3866

Resumen

Este trabajo analiza la diversificación de las estrategias de vida de la Agricultura Familiar en Colombia y propone un análisis de los determinantes de los patrones de diversificación. Utilizando el método de statistical matching para estimar las estructuras de ingresos de los hogares, se evidenció una diversificación de las estrategias de vida. Se destacó, igualmente, una alta heterogeneidad en los patrones de diversificación, consistentemente con la alta diversidad las características y dotación de activos de los hogares, así como en los territorios en los cuales viven.

Palabras clave: Agricultura Familiar; desarrollo territorial; estrategias de vida; factores de diversificación; statistical matching

Abstract

This paper measures the diversification of Family Farming livelihood strategies in Colombia and proposes an analysis of the determinants of diversification patterns. Using the statistical matching method to estimate household income structures, we found a diversification of livelihood strategies. A great heterogeneity of diversification patterns was also evidenced, consistently with the heterogeneity of both the characteristics and asset endowment of households, and the characteristics of the territories in which they live.

Keywords: Family Farming; territorial development; livelihood strategies; diversification factors; statisical matching

Introducción

En el contexto del posconflicto y con la emergencia de programas públicos con enfoque rural como los programas de restitución de tierra a las víctimas de desplazamiento, el tema del desarrollo rural está ganando importancia en Colombia. Asimismo, se observa una creciente consideración del concepto de Agricultura Familiar (AF), categoría esencial del campo colombiano que agrupa el 47% de los ocupados (Machado y Botello 2014) y que contribuye al 67,3% del volumen de la producción agrícola (Forero 2010). En especial, se está extendiendo la idea que la AF está cambiando, volviéndose más pluridimensional y más diversificada (Soto Baquero, Rodríguez Fazzone y Falconi 2007; De Grammont 2004; Kay 2009).

Tales cambios se derivan de una estrategia de mitigación de los riesgos intrínsecamente vinculados con las actividades de producción agrícola, especialmente en un contexto climático cada vez más inseguro y en la ausencia de acceso a mercados de créditos o de seguros. Se derivan también de obstáculos que enfrenta la AF como el bajo acceso a bienes de producción: la concentración de tierra en Colombia está por ejemplo entre las más altas de América Latina, con un índice de Gini de la propiedad alrededor del 0,85 (Ibáñez y Muñoz 2010; Acevedo Osorio y Martínez Collazos 2016). En tal contexto, las últimas décadas han estado marcadas por un aumento de las actividades no agropecuarias y asalariadas para la AF, así como una diversificación de las inversiones de los hogares (Berdegué et al. 2000; Reardon, Berdegué y Escobar 2001; Acevedo Osorio y Martínez Collazos 2016).

Sin embargo, a pesar del resurgimiento del interés académico y político, siguen siendo escasos los soportes empíricos para orientar las políticas públicas sobre los cambios que enfrenta la AF: por ejemplo, no se realizó censo agropecuario en Colombia durante 45 años. El tercer Censo Nacional Agropecuario (CNA) de 2014 marcó entonces una ruptura mayor con la tendencia de escasez de información sobre la AF colombiana. Por lo tanto, este trabajo trata de aprovechar la información disponible en el CNA para ahondar los análisis recientes de la AF en Colombia, con un enfoque hacia sus estrategias de vida.

Este trabajo presenta inicialmente el estado de la diversificación de la AF en Colombia, con un análisis de la estructura promedia de ingreso y de sus componentes. Complementariamente, se evidencian variaciones de estrategias de vida según distintas características de los hogares y de acuerdo con el contexto en el cual viven. Para ello, se realizan análisis comparativos subrayando los elementos más importantes en la determinación de las estrategias de vida de los hogares. Se analizan los posibles determinantes de las estrategias de vida de la AF, destacando las correlaciones observadas entre algunas situaciones y distintos patrones de diversificación, siguiendo los postulados de la teoría económica que asigna criterios de causalidad a dichas correlaciones (Reardon, Berdegué y Escobar 2001; Deininger y Olinto 2001). Finalmente, se estudia el impacto de la diversificación sobre el nivel de vida de los hogares, con el objetivo de comprender bajo cuáles condiciones distintas estrategias de vida pueden mejorar los niveles de vida de la AF y qué instrumentos podrían ser utilizados para ello.

Marco teórico

Debido a la gran variación de sus definiciones, es necesario definir precisamente lo que se considera como AF. 1 El término “agricultura” suele referirse al conjunto de actividades agrícolas, pecuarias, forestales, de pesca y de caza. “Familiar” implica un objetivo no solo económico, como lo tendría una empresa, sino también de reproducción de la unidad doméstica y de su modo de vida, con la finalidad subyacente de la transmisión de valores y de experiencias (Schejtman 2008; Chiriboga Vega 2015). De lo anterior se derivan las características principales de la AF: se compone de aquellos hogares que tienen algún tipo de actividad agropecuaria por cuenta propia, que se basan en una mano de obra mayoritariamente familiar. La AF supone también generalmente una pequeña escala, diferenciándose así de las unidades de producción puramente comerciales. 2

Estrategias de vida de la AF

El conjunto de actividades, conductas e inversiones en activos elegido por los hogares para mantener y mejorar su modo de vida constituyen sus estrategias de vida (Ellis 1999; Winters, Corral y Gordillo 2001), cuyo concepto se puede aprehender como un modelo dinámico (esquema 1).

Esquema 1. Estrategias de vida de la AF

Fuente: elaboración propia con base en la literatura sobre las estrategias de vida de la AF.

En un momento determinado, dos tipos de elementos influyen en los agricultores familiares: el contexto y su dotación en activos. El contexto exterior se compone de las fuerzas naturales, incluyendo el clima, los desastres naturales o las plagas, y de las fuerzas humanas que engloban el contexto estatal, los mercados y la sociedad. Los activos tienen un sentido amplio, siendo los diferentes capitales de los hogares: 1) el capital natural, como la dotación de tierra; 2) el capital financiero; 3) el capital humano, incluyendo el nivel de educación de los miembros del hogar o el número de personas; 4) el capital físico, como la maquinaria disponible; y 5) el capital social, que engloba las redes de los hogares y las interacciones que tienen con otras personas. Estos elementos constituyen los determinantes de las estrategias de vida.

Las estrategias de vida también pueden ser aprehendidas por dos categorías: las actividades y las inversiones en activos. Las actividades de la AF agrupan las productivas agropecuarias, pero también las actividades productivas no agropecuarias, el trabajo asalariado (agropecuario o no agropecuario), o incluso la migración de unos miembros del hogar. En un proceso dinámico, estas actividades generan ingresos, productos básicos, bienestar, seguridad, o reivindicaciones sociales, los cuales a su vez influyen las elecciones de inversión en activos, el otro componente de las estrategias de vida.

La noción de desarrollo territorial está estrechamente relacionada con los elementos previamente mencionados y, por lo tanto, es una noción clave para entender la diversificación de las estrategias de vida de la AF. En efecto, en un territorio rural no solo se encuentra la AF, sino también una variedad de actores que modelan el territorio. La presencia de agroindustrias, por ejemplo, condiciona la demanda laboral local y el acceso la tierra, lo que influye sustancialmente en las oportunidades de consolidación de la AF (Martínez Valle 2014). Elementos contextuales más intangibles afectan igualmente las oportunidades y estrategias de vida de la AF: redes sociales, alianzas y vínculos mercantiles de los hogares, por ejemplo, son esenciales en la determinación del grado de diversificación de las actividades de la AF y sus modalidades (Martínez Valle 2014; Escobal et al. 2015). De ahí la importancia de adoptar una visión holística y multisectorial del desarrollo rural, incluso y especialmente al considerar la AF.

Cabe también notar que, desde el punto de vista del desarrollo territorial, la AF tiene un papel tanto como aportante a ese proceso, como receptor/actor que puede potenciar su accionar y estrategias, integrándose al mismo. La AF se realiza en interrelación dinámica con el entorno social, económico, cultural y ambiental. Así, es inseparable de la unidad productiva familiar porque tienen los mismos recursos y las decisiones de su asignación afectan a las dos. Por otra parte, la AF y el territorio evolucionan de manera correlacionada y combinan la dimensión económica, ecológica, política, social y cultural, al tiempo que involucran una dimensión comunitaria (Escobar y Gómez 2017).

Originalmente existía solo una MDR por departamento; en 2018 eran 41 MDR distribuidas en los 19 departamentos del territorio nacional. Las mismas reunían más de 450 organizaciones de la sociedad civil, sindicatos y grupos de productores, cooperativas, sociedades de fomento rural, ligas de trabajo, organizaciones comunitarias, sindicatos de asalariados rurales, instituciones públicas.

Diversificación de las estrategias de vida

Frente al contexto y a limitaciones en términos de activos, los agricultores familiares adaptan sus estrategias de vida y se diversifican. La racionalidad económica detrás de esta diversificación se sustenta en el hecho que los hogares asignan sus recursos (pecuniarios, fuerza laboral, tierra, entre otros) de tal manera que los retornos marginales se igualen. Si una actividad tiene mayores retornos marginales, el hogar le asigna más recursos hasta que los retornos marginales de todas las actividades sean iguales. La AF tiene entonces incentivos para diversificarse siempre que las actividades e inversiones no agrícolas tengan altos retornos marginales, lo cual es específicamente el caso para los hogares con relativamente buena dotación de activos.

Ahora bien, parte de los agricultores familiares enfrentan barreras a una distribución óptima de sus recursos, en particular en el caso de activos complementarios cuya disponibilidad es prácticamente fija, como la tierra. Los hogares que tienen poco acceso a estos activos enfrentan entonces barreras a la expansión de sus actividades agrícolas, aunque tuvieran altos retornos, ocasionando una diversificación artificialmente alta (Argüello y Poveda 2016). Para estos hogares, los ingresos agropecuarios por cuenta propia son insuficientes para sobrevivir, lo que les obliga a diversificar sus fuentes de ingreso por medio de actividades no agrícolas de “refugio”; esto es, actividades de baja calidad y baja productividad que generan bajos ingresos (Reardon, Berdegué y Escobar 2001). Esta idea se vincula también con las teorías de diversificación por push factors y pull factors (Ellis 2000; Reardon, Berdegué y Escobar 2001; Deininger y Olinto 2001): los hogares con menos recursos se diversifican por enfrentar push factors, es decir, elementos que empujan a una diversificación de sobrevivencia, como el hecho de no poseer tierra, el deterioro ambiental, los desastres naturales o la pérdida de capacidades. Por el contrario, los hogares que se diversifican por tener altos retornos a la diversificación sin barreras a la expansión agrícola siguen pull factors, que son elementos que atraen los hogares para diversificarse, no por necesidad inmediata, sino por conveniencia y elección, para obtener mayores ingresos, mejor estatus social o reducir los riesgos.

En la literatura, estos fenómenos refieren a la idea de curva en forma de “u” (esquema 2) en la relación entre las actividades no agrícolas y los ingresos o los activos (Berdegué et al. 2000; Deininger y Olinto 2001). Se considera, en efecto, que la importancia de las actividades fuera de la finca es alta para los hogares con pocos activos y bajos ingresos debido a las barreras a la expansión agrícola y a una diversificación de sobrevivencia; posteriormente, la importancia de las actividades fuera de la finca disminuye para los hogares al centro de la distribución que no tienen tantas barreras a la expansión agrícola; y en lo alto de la distribución de ingresos, la diversificación aumenta otra vez ya que estos hogares disponen de más capital financiero, activos o capital humano como la educación y pueden aprovechar tales recursos para orientarse hacia actividades no agrícolas más productivas y con mayor remuneración.

Esquema 2. Relación entre recursos y actividad no agrícola

Fuente: elaboración propia con base en la literatura sobre las estrategias de vida de la AF.

Método

La fuente principal de información para este estudio es el Censo Nacional Agropecuario (CNA) de 2014. Fueron registrados 2,37 millones de unidades productivas agropecuarias y 725 000 productores residentes en las zonas rurales, correspondientes a unos 500 000 hogares asociados con una unidad productiva agropecuaria.

Este trabajo analiza los ingresos como proxy para las estrategias de vida debido a que estas no se puedan medir directamente y que, a diferencia de las demás medidas posibles como el tiempo dedicado a cada actividad laboral, la estructura de ingresos da cuenta de los dos elementos constituyentes de las estrategias de vida, las actividades y las inversiones en activos. Sin embargo, dado que el CNA no incluye información coyuntural como los ingresos, un análisis adecuado de las estrategias de vida de la AF requiere recurrir a fuentes de información complementarias.

Se utiliza un statistical matching (D’Orazio, Di Ziu y Scanu 2006) para estimar la estructura de ingresos de los agricultores familiares. Este método (esquema 3) permite combinar bases de datos con la misma población de referencia para estimar los valores de variables ausentes en la base de datos principal pero presentes en otra base. En este estudio, se realiza un statistical matching entre el CNA (base receptora) y la Gran Encuesta Integrada de Hogares (GEIH, base donadora), para estimar la estructura de ingresos de cada hogar del censo. Se utiliza la técnica del nearest-neighbor distance hot deck para emparejar a los hogares del CNA y del GEIH según características como el número de personas, la educación de sus miembros o la región donde se ubican. El emparejamiento permite estimar el valor que tendría cada tipo de ingreso para cada hogar del CNA, utilizando los valores presentes en la GEIH.

Esquema 3. Statistical matching

Fuente: elaboración propia con base en la literatura sobre statistical matching.

Identificación de los agricultores familiares

Se consideran agricultores familiares los hogares que tienen al menos una actividad agropecuaria por cuenta propia, con uso de mano de obra principalmente familiar, es decir, que no recurre a más de un trabajador-equivalente fuera del hogar (Berdegué y Rojas Pizarro 2014), y cuya unidad de producción tiene un tamaño limitado en superficie e ingresos. Se aplica un primer criterio de tamaño según la dotación de tierra tomando en cuenta las diferencias de calidad de tierra. Para contrarrestar la ausencia de datos sobre la calidad de tierra al nivel predial, se pondera la superficie de cada unidad agropecuaria por la calidad de tierra al nivel municipal utilizando los valores de Unidad Agrícola Familiar (UAF), la cual corresponde al área considerada necesaria en cada municipio para la sobrevivencia de un hogar. Se considera entonces que los hogares con superficie de terreno superior al valor municipal de la UAF no son agricultores familiares sino hogares con actividad principalmente comercial. Se descartan también estos hogares al aplicar un umbral sobre los ingresos totales estimados: son excluidos los hogares con ingreso total por persona superior a dos salarios mínimos mensuales. Aplicando estos criterios, se consideran 300 000 hogares agricultores famili.

Medidas de las estrategias de vida

Siguiendo la literatura reciente sobre las evoluciones de la AF en Colombia (Machado y Botello 2014; Argüello y Poveda 2016), se utilizan las estructuras de ingresos como proxy para las estrategias de vida. La estructura de ingreso de la AF incluye los ingresos agropecuarios por cuenta propia, no agropecuarios por cuenta propia, asalariados (agropecuarios y no agropecuarios), y no directamente laborales, como las remesas, que derivan de estrategias de migración de algunos miembros del hogar, o los arriendos, derivados de inversiones en capital físico. De allí que la diversificación para la AF se puede medir por la presencia de ingresos no agropecuarios como parte del ingreso total, pero también por la importancia relativa de estos ingresos en comparación con los ingresos agropecuarios.ares.

Resultados

En esta sección, se analizan las estrategias de vida de la AF y su diversificación por medio de sus estructuras de ingresos. Se mide inicialmente la diversificación de las estrategias de vida de la AF en su conjunto, antes de analizar los cambios de patrones de diversificación según distintas características de los hogares y el contexto. Finalmente se propone un análisis de los elementos vinculados con una diversificación exitosa de las estrategias de vida de la AF.

Diversificación de las estrategias de vida a nivel agregado

La AF en agregado manifiesta una diversificación de ingresos, aunque los ingresos agropecuarios por cuenta propia se mantienen como la fuente principal de ingresos (69,1% del ingreso total). Son seguidos por los ingresos asalariados y las transferencias (10% cada uno), los ingresos por cuenta propia no agropecuarios (6% en promedio), y finalmente las remesas y otros ingresos no directamente laborales (gráfico 1). Al mirar la presencia de cada tipo de ingreso (tabla 1), se nota que, a pesar de la alta dependencia hacia los ingresos agropecuarios, el 68,7% de los hogares tiene ingresos no agropecuarios.

Gráfico 1. Estructura de ingresos promedio de la AF en Colombia

Fuente: elaboración propia con base en datos del CNA 2014 y de la GEIH 2014.
Los ingresos de cada tipo son calculados como el porcentaje promedio (entre todos los hogares con algunos ingresos) dentro del ingreso total de los hogares. Los ingresos asalariados agrupan los ingresos asalariados por actividad no agropecuaria y los ingresos asalariados por actividad agropecuaria. Los otros ingresos no laborales incluyen los arriendos, las pensiones de jubilación, las pensiones alimentarias, los intereses, las cesantías y todos los otros ingresos no directamente laborales.

Tabla 1. Fuentes de ingresos, promedio de todos los hogares

  Valor promedio de cada tipo de ingreso Porcentaje que representa en el ingreso total Número de hogares que tienen este tipo de ingreso Proporción de hogares que tienen este tipo de ingreso
Ingresos agropecuarios por cuenta propia 350963 69,1 241659 91,2
Otros ingresos 197172 30,9 182004 68,7
Ingresos no agropecuarios por cuenta propia 38191 5,6 36841 13,9
Ingresos agropecuarios asalariados 52025 5,9 30355 11,5
Ingresos no agropecuarios asalariados 43935 4,0 19793 7,5
Remesas 10661 3,4 35897 13,6
Transferencias 29725 9,9 120696 45,6
Arriendos 5166 0,6 4257 1,6
Pensiones 12922 1,2 6165 2,3
Otros ingresos no laborales (1) 4547 0,4 5388 2,0

Fuente: elaboración propia con base en datos del CNA 2014 y de la GEIH 2014.
(1) Intereses, cesantías y otros ingresos no laborales no desarrollados anteriormente.

Heterogeneidad de las estrategias de vida

Aunque se observa una diversificación general de las estrategias de vida, la AF forma un grupo heterogéneo, lo que lleva a estrategias de vida muy diversas según las características de los hogares y el contexto.

Diversificación y recursos del hogar

Aún al considerar un grupo restringido de hogares, la AF es muy heterogénea en cuanto a los activos de los hogares, especialmente al considerar los activos financieros como los ingresos. En efecto, se nota que la diversificación, medida por la importancia de los ingresos no agropecuarios en el ingreso total, varía considerablemente con los ingresos: la diversificación es notablemente más alta para los hogares con menos ingresos y para los hogares con más ingresos, y más baja para los hogares en el centro de la distribución de ingresos (gráfico 2), de manera consistente con las teorías de curva en forma de “u” entre ingresos y diversificación.

Gráfico 2. Estructura de ingresos por decil de ingreso

Fuente: elaboración propia.

Al considerar la composición del ingreso total, se destaca que los hogares con menores ingresos desarrollan estrategias de vida que descansan significativamente en las políticas públicas (transferencias) y en decisiones de familia para que algunos de sus miembros complementen los ingresos familiares por medio de las transferencias, frecuentemente por una migración de los miembros jóvenes de la familia desde las zonas rurales hacia fuentes de empleo.

Por otra parte, la disminución de los ingresos agropecuarios por cuenta propia que experimentan los hogares con mayores ingresos relativos es sustituida principalmente por ingresos provenientes de salarios que no son alcanzables para los hogares de menores ingresos. Es plausible pensar que mayores ingresos posibilitan inversión en el desarrollo de capital humano que permite superar el umbral del empleo rural no agrícola de refugio, para hacer de actividades asalariadas un factor de la estructura del ingreso familiar rural.

Asimismo, se observa el incremento de la proporción de ingresos no agropecuarios por cuenta propia y de otros ingresos no laborales que acompañan el incremento del ingreso familiar. Los hogares perteneciendo a los últimos deciles de ingresos pueden adoptar estrategias de vida con mayor especialización en actividades asociadas con la mayor disponibilidad de capital físico y financiero, para acometer emprendimientos no agropecuarios por cuenta propia o para derivar otros ingresos no relacionados con las distintas modalidades de empleo laboral. Estas capacidades van acompañadas de la disminución de ingresos por transferencias, que a mayor ingreso total se pierden, pero también de una proporción menor de ingreso por transferencias, lo que marca un cambio importante en las estrategias de vida comparado con los hogares de menor ingreso total.

El análisis de la diversificación según las dotaciones de tierra apoya las observaciones previas, en particular para explicar la diversificación de los hogares con menos recursos. A medida que la dotación de tierra disminuye, más hogares tienen ingresos no agropecuarios, lo que corrobora la hipótesis de push factors y de barreras a la expansión agrícola para aquellos hogares que se diversifican hacia actividades no agropecuarias de refugio por no tener un acceso a tierra adecuado. De igual manera, la estructura de ingresos cambia levemente según la dotación en tierra: las transferencias y los ingresos no agropecuarios por cuenta propia representan una parte menor del ingreso para los hogares con mayor dotación de tierra, mientras que la importancia de los ingresos asalariados aumenta.

Diversificación y características del hogar

Las características propias del hogar, es decir su capital humano en el sentido amplio, son igualmente vinculadas con variaciones de las estrategias de vida. Considerando el número de miembros del hogar, se observa que el 42,3% de los hogares compuestos por una sola persona tiene ingresos no agropecuarios. Dicha proporción aumenta con el número de personas, pasando del 57% para los hogares de dos personas, hasta 87,5% para los de seis personas o más. La composición del ingreso cambia igualmente según el número de personas: cuando aumenta el número de miembros, el hogar se vuelve menos dependiente del ingreso agropecuario y más dependiente de los ingresos no agropecuarios por cuenta propia y de los salarios.

Se observan también diferencias significativas en niveles y composición del ingreso familiar rural asociadas con el sexo del jefe del hogar (tabla 2). Una mayor proporción de los hogares tiene ingresos no agropecuarios cuando la jefa de hogar es una mujer, y para los hogares que tienen ingresos no agropecuarios, este tipo de ingreso representa una mayor parte del ingreso total en comparación con los hogares cuyo jefe es un hombre. La estructura del ingreso varía igualmente según el sexo de la jefatura del hogar: cuando la jefa de hogar es mujer, el peso de los ingresos agropecuarios y de los salarios es menor, pero el de las remesas, las transferencias y el de otros ingresos no laborales es mayor.

La edad del jefe de hogar está igualmente relacionada con cambios de patrones de las estrategias de vida. La proporción de hogares con algún ingreso no agropecuario va del 48,7% para los hogares cuyo jefe tiene hasta 24 años de edad, hasta el 77,8% cuando el jefe tiene más de 64 años. Este ingreso también representa una parte creciente del ingreso total en la medida en que la edad aumenta; parte de este aumento se deriva de los ingresos no laborales, incluyendo las pensiones y las remesas.

Como era también de esperarse, los ingresos agropecuarios por cuenta propia tienen mayor peso en los hogares con jefes de 35 años o menos (82,5% en hogares con jefes menores de 25 años y 73,2% en hogares de 25 a 35 años), los cuales a su vez tienen un menor peso relativo de las remesas, salarios y otros ingresos laborales. Sin embargo, el ingreso mayor lo obtienen jefes de hogar en el rango de 36 a 52 años de edad, el cual es también el rango con más número de hogares. Desde el punto de vista de las estrategias de vida, las familias más jóvenes asignan sus recursos principalmente a las actividades de producción agropecuaria y a la captura de transferencias, mientras evolucionan hacia una mayor depen-

Tabla 2. Diversificación según el sexo del jefe de hogar

Panel A. Importancia del ingreso no agropecuario según el sexo del jefe de hogar
Todos hogares con ingresos Hogares con ingresos no agropecuarios
  Número de hogares Valor promedio del ingreso no agropecuario Porcentaje de ingresos no agropecuarios(1) en el ingreso total Número de hogares Porcentaje de hogares Valor promedio del ingreso no agropecuario

Porcentaje de ingresos no agropecuarios(1) en el ingreso total

Hombre 200 896 198 185 30,3 136 661 68,0 291 338 44,5
Mujer 64 091 193 994 32,9 45 343 70,8 274 205 46,5

Panel B. Estructura de ingreso promedio según el sexo del jefe de hogar
  Ingresos agropecuarios por cuenta propia Ingresos no agropecuarios por cuenta propia Salarios(2) Remesas Transferencias Otros ingresos no laborales(3)
Hombre 69,7 5,5 10,0 3,0 9,7 2,1
Mujer 67,1 5,8 9,4 4,7 10,7 2,5

Fuente: elaboración propia con base en datos del CNA 2014 y de la GEIH 2014.
(1) Los ingresos no agropecuarios se refieren a todos los ingresos que no provienen de la actividad agropecuaria por cuenta propia. (2) Salarios por actividad no agropecuaria y por actividad agropecuaria. (3) Arriendos, pensiones, intereses, cesantías, y otros ingresos no laborales no desarrollados anteriormente. En el panel B, los valores corresponden al porcentaje que representa cada tipo de ingreso en el ingreso total del hogar, según el sexo del jefe de hogar. Los ingresos son expresados en pesos colombianos (2014).
Se observa una diferencia significativa en la proporción de hogares que tienen ingresos no agropecuarios entre los hogares cuyo jefe es un hombre (M=0,6802574, SD=0,4663779) y los hogares cuyo jefe es una mujer (M=0,7074784, SD=0,4549241), con t(264985)=264985, p=0,0000. Similares diferencias significativas se observan en la importancia que tienen los ingresos no agropecuarios en el ingreso total entre los dos tipos de hogares.

dencia de los salarios y otros ingresos no laborales. En este sentido, las estrategias de vida muestran indicios de cambios en el tiempo, seguramente con la evolución de los miembros de la familia con el paso de los años.

Diversificación y ubicación

Como se mencionó, los patrones de diversificación de las estrategias de vida de la AF están intrínsecamente vinculados con el desarrollo territorial y no se pueden entender aquellas estrategias de manera completa sin un análisis territorial integral, tomando en cuenta las dinámicas territoriales, los actores locales o las conexiones entre los distintos actores, entre otros. La información disponible no tiene este enfoque integral y no permite relacionar las condiciones que determinan las estrategias de vida de los hogares de la AF con las dinámicas territoriales ni establecer el aporte de la AF a la función productiva, institucional y ambiental a dichos territorios, y menos a la participación de la AF en la definición de planes y prospectivas de desarrollo territorial.

Sin embargo, teniendo en cuenta la importancia del aporte de la AF al desarrollo de los lugares físicos donde se concentra, este trabajo trata de aportar un primer análisis de la importancia que puede tener el desarrollo territorial en la determinación de las estrategias de vida de la AF, por medio de un examen de los lugares en que se ubican los hogares. Como se trata de una indicación y una aproximación a estas relaciones, se ha preferido hacerlo por las grandes regiones que dividen a Colombia, solo para ofrecer ideas básicas de las diferencias y no desagregar hasta nivel de municipio, que sobrepasan las mil unidades.

La importancia de los ingresos no agropecuarios en los ingresos totales evoluciona mucho según las regiones, pasando del 13,6% para la Amazonía al 32,3% en los Andes (tabla 3). Una parte notablemente menor de los hogares es diversificada en la Amazonía, con solo 57,6% de los hogares que tienen ingresos no agropecuarios, mientras que esta proporción alcanza el 66,8% en Orinoquía y alrededor del 70% en las otras regiones. Además, para los hogares que tienen algún ingreso no agropecuario, el mismo representa una parte menor del ingreso total del hogar con un 23,7% del ingreso para los hogares en la Amazonía,

Tabla 3. Diversificación de los ingresos según la región geográfica

Panel A. Importancia del ingreso no agropecuario según la región geográfica
Todos hogares con ingresos Hogares con ingresos no agropecuarios
  Número de hogares Valor promedio del ingreso no agropecuario (1) Porcentajes de ingresos no agropecuarios (1) en el ingreso total Número de hogares Porcentaje de hogares Valor promedio del ingreso agropecuario (1) Porcentaje de ingresos no agropecuarios (1) en el ingreso total
Amazonía 8274 129075 13,6 4762 57,6 224268 23,7
Andes 142127 216939 32,3 98191 69,1 314009 46,7
Caribe 26203 212289 29,8 18226 69.6 305202 42,9
Orinoquía 7226 326066 31,4 4743 65,6 496764 47,9
Pacífico 81157 153140 30,7 56082 69,1 221610 44,5

Panel B. Estructura de ingreso promedio según la región geográfica
  Ingresos agropecuarios por cuenta propia Ingresos no agropecuarios por cuenta propia Ingresos asalariados (2) Remesas Transferencias Otros ingresos no laborales(3)
Amazonía 86,4 1,1 5,4 0,6 5,7 0,8
Andes 67,8 4,4 12,5 4,0 8,5 2,9
Caribe 70,2 14,0 5,5 3,6 6,0 0,7
Orinoquía 68,6 2,5 13,8 1,2 6,2 7,7
Pacífico 69,3 5,6 6,8 2,8 14,4 1,2

Fuente: elaboración propia con base en datos del CNA 2014 y de la GEIH 2014.
(1) Los ingresos no agropecuarios se refieren a todos los ingresos que no provienen de la actividad agropecuaria por cuenta propia. (2) Salarios por actividad no agropecuaria y por actividad agropecuaria. (3) Arriendos, pensiones, intereses, cesantías y otros ingresos no laborales no desarrollados anteriormente. En el panel B, los valores corresponden al porcentaje que representa cada tipo de ingreso en el ingreso total del hogar, según región geográfica. Los ingresos son expresados en pesos colombianos (2014).
Se observa una diferencia significativa en la proporción de hogares que tienen ingresos no agropecuarios entre la región Amazónica (M=0,5755378, SD=0,494291) y la región Andina (M=0,690868, SD=0,4621373), con t(150399)=-21.9801, p=0,0000. Similares diferencias significativas se observan entre las otras regiones, así para que los diferentes tipos de ingresos no agropecuarios.

mientras que supera el 40% en el resto del país (tabla 4). Se detectan también grandes diferencias regionales en cuanto a todos los tipos de ingresos no agropecuarios: entre los ingresos no agropecuarios, los agricultores familiares del Caribe dependen principalmente del ingreso no agropecuario por cuenta propia, mientras que los del Pacífico dependen más de las transferencias, y los de las regiones Andinas y Orinoquía, de los salarios.

Las variaciones de ingreso agropecuario y no agropecuario entre las regiones pueden relacionarse claramente con las condiciones generales de las regiones, la disponibilidad de infraestructura y la densidad de población, lo que contribuye a la definición de los mercados y las oportunidades de emprendimientos y trabajo. Se destacan, incluso, las condiciones extraordinarias de la región de la Orinoquía que, por presencia de explotaciones petroleras, pueden influir en los ingresos, los salarios y en las posibilidades de realizar emprendimientos como actividades rurales no agropecuarias. Algo similar se refleja en la proporción de ingresos no agropecuarios en la región Caribe, que es tradicionalmente una receptora de turismo en zonas urbanas y rurales.

El significado mayor de estas diferencias asociadas con las regiones naturales de Colombia es que parece confirmarse la correlación entre la AF y las condiciones de desarrollo relativo de los territorios, aunque solo se hayan analizado en zonas geográficas muy grandes y ampliamente diferentes.

Como se desprende de los párrafos anteriores, las diferencias regionales pueden derivar de dos tipos de factores distintos: por un lado, las condiciones naturales como el clima, y por otro lado, las diferencias de oportunidades económicas debidas a las diferencias de desarrollo territorial, tales como el desarrollo de los mercados, las infraestructuras, las instituciones, de la organización de la producción y de las propias dinámicas de crecimiento, entre otros factores. Mirar el contexto de desarrollo socioeconómico al nivel municipal da un atisbo sobre el rol de las fuerzas humanas en estas diferencias regionales. La incidencia municipal de pobreza multidimensional informa sobre aquel contexto de desarrollo socioeconómico y sus vínculos con la diversificación de las estrategias de vida. Aunque el número de hogares con ingresos no agropecuarios es relativamente estable entre los municipios con diferentes incidencias de pobreza, se observa que, para aquellos hogares que tienen algunos ingresos no agropecuarios, la dependencia de los hogares para estos ingresos disminuye, pasando de un promedio de 47,5% del ingreso total para los hogares ubicados en municipios con muy baja incidencia de pobreza, hasta un 42,8% en municipios con muy alta incidencia de pobreza (tabla 4).

Tabla 4. Diversificación de los ingresos según la incidencia de pobreza a nivel municipal

  Todos hogares con ingresos Hogares con ingresos no agropecuarios
Número de hogares

Porcentaje de los ingresos no agropecuarios (1) en el ingreso total

Número de hogares Porcentaje de hogares

Porcentaje de los ingresos no agropecuarios (1) en el ingreso total

Muy baja incidencia (2) 66272 32,4 45197 68,2 47,5
Baja incidencia 66331 31,7 45769 69,0 46,0
Alta incidencia 66670 30,4 46070 69,1 44,0
Muy alta incidencia 65714 29,3 44968 68,4 42,8

Fuente: elaboración propia con base en datos del CNA 2014 y de la GEIH 2014.
(1) Los ingresos no agropecuarios se refieren a todos los ingresos que no provienen de la actividad agropecuaria por cuenta propia. (2) Las categorías de incidencia de pobreza son determinadas según los cuartiles correspondientes en el CNA: por ejemplo, la categoría “muy baja incidencia de pobreza” corresponde al primer cuartil de incidencia de pobreza, es decir, todos los municipios que tienen una incidencia de pobreza entre 0 y 31,4%.
Se observa una diferencia significativa en la importancia de los ingresos agropecuarios entre los hogares viviendo en municipios con muy baja incidencia de pobreza (M=0,4745196, SD=0,0015669) y los hogares viviendo en municipios con baja incidencia de pobreza (M=0,4599246, SD=0,001543), con t(90964)=6,6372 p=0,0000. Similares diferencias significativas se observan entre las diferentes categorías de incidencia de pobreza.

Es importante recalcar que esta información corrobora la idea de que los ingresos rurales no agropecuarios no son una panacea para superar los niveles de pobreza en las áreas en las que hay menos posibilidades de alcanzar ingresos que no sean de refugio.

Vínculos entre la diversificación de las estrategias de vida y nivel de vida de los hogares

De los análisis previos, se destaca una diversificación general de las estrategias de vida dentro de la AF, especialmente para los hogares con menos y con más recursos, pero con mecanismos muy distintos. Se resalta entonces el cuestionamiento siguiente: ¿qué factores hacen que unos hogares tengan una diversificación exitosa, mientras que otros se quedan con una diversificación de sobrevivencia? Una forma de abordar este problema es mirar a los potenciales retornos a la diversificación en distintas situaciones. Dado que no se pueden medir los retornos exactos, se miden las diferencias de ingresos entre los hogares muy diversificados y los hogares menos diversificados, lo que permite aproximarse a los retornos a la diversificación.

Potencial impacto de la diversificación sobre el nivel de vida de los hogares

Se mide el grado de diversificación de los hogares por la importancia de los ingresos no agropecuarios en el ingreso total. Son entonces considerados especializados (poco diversificados) los hogares que tienen un grado de diversificación inferior al grado promedio, es decir, para los cuales el ingreso no agropecuario representa menos del 30,9% del ingreso total; y se consideran diversificados los hogares cuyo grado de diversificación es superior o igual al promedio. Estas dos categorías de hogares tienen ingresos totales significativamente diferentes: los hogares diversificados tienen en promedio un ingreso 38,3% mayor que los hogares especializados, pasando de un promedio de 477 466 COP para los hogares especializados a un promedio de 660 100 COP para los diversificados (tabla 5).

Tabla 5. Ingresos totales según el grado de diversificación

  Hogares especializados Hogares diversificados Diferencia
Ingresos totales promedios 477 466 660 100 + 38,3%
(443 382) (630 773)  
 

t(264 985) = –87,4
p = 0,000

Fuente: elaboración propia con base en datos del CNA 2014 y de la GEIH 2014.
Los ingresos son expresados en pesos colombianos (2014). Desviación estándar entre paréntesis.

Aunque por lo anterior se puede esperar que fomentar la diversificación beneficiaría a la AF en general, estos valores promedio esconden diferencias en las situaciones que enfrentan los hogares, especialmente en cuanto a los hogares que se diversifican por sobrevivencia sin que necesariamente se traduzca en altos ingresos. Por lo tanto, es oportuno examinar precisamente las situaciones que hacen evolucionar los retornos a la diversificación.

Elementos vinculados con variaciones de los retornos a la diversificación

El contexto constituye un elemento importante en las variaciones de retornos a la diversificación. Las diferencias porcentuales de ingresos entre hogares diversificados y especializados casi se quintuplican según las regiones: en el Pacífico, el ingreso promedio de los hogares diversificados es 19,2% mayor que el de los hogares especializados, mientras que en la Amazonía y Orinoquía esta cifra alcanza, respectivamente, el 88,6% y el 92,2% (tabla 6 panel A). El contexto local, y en particular la incidencia de pobreza multidimensional, también se vincula con importantes variaciones de retornos a la diversificación. En municipios con baja incidencia de pobreza, los hogares diversificados tienen un ingreso 42,6% mayor que los hogares especializados; mientras que en los municipios con alta incidencia de pobreza esta diferencia baja al 33,4% (tabla 6 panel B), lo que sugiere que los hogares en un contexto menos favorable tienen menos oportunidades de diversificación con altos retornos, y los que se diversifican se orientan hacia actividades de refugio.

Esta hipótesis de falta de oportunidades es complementaria al análisis de la educación de los miembros del hogar. Para los hogares cuyo jefe no tiene educación, esto es que no ha alcanzado ningún nivel educativo o al máximo el nivel preescolar, los hogares diversificados tienen un ingreso 31,1% mayor a los hogares especializados. Sin embargo, para los hogares cuyo jefe cuenta con educación secundaria o superior, esta diferencia alcanza 52,7% (tabla 6 panel C). En otras palabras, aunque independientemente del nivel de educación la diversificación sea correlacionada con mayores ingresos, los retornos a la diversificación son aún mayores con una mayor educación: cuanto más educado es el jefe de hogar, mayor es la diferencia de ingresos entre hogares especializados y hogares diversificados. Estas observaciones sugieren que, aunque fomentar las oportunidades de diversificación podría generalmente fomentar los recursos de la AF, los ingresos de los hogares podrían aumentar aún más con políticas apuntando conjuntamente la educación y las oportunidades de diversificación.

Tabla 6. Ingresos y diversificación en distintas situaciones

  Ingreso promedio de los hogares especializados Ingreso promedio de los hogares diversificados Diferencia
A. Región geográfica
Amazonía 580 118 1 094 192 + 88,6%
Andes 486 084 699 529 + 43,9%
Caribe 507 163 715 043 + 41,0%
Orinoquía 574 530 1 104 262 + 92,2%
Pacífico 430 432 512 930 + 19,2%
B. Incidencia de pobreza del municipio(1)
Baja incidencia de pobreza 483 331 689 067 + 42,6%
Alta incidencia de pobreza 471 837 629 587 + 33,4%
C. Educación del jefe de hogar
Jefe sin educación 464 760 609 208 + 31,1%
Jefe con educación primaria 483 569 661 244 + 36,7%
Jefe con educación secundaria o superior 470 535 718 451 + 52,7%

Fuente: elaboración propia con base en datos del CNA 2014 y de la GEIH 2014.
(1) Las categorías de incidencia de pobreza son aquí determinadas en función de la mediana: la “baja incidencia” refiere a los municipios cuya incidencia de pobreza es inferior a 42,5% y “alta incidencia” corresponde a todos los demás municipios. Los ingresos son expresados en pesos colombianos (2014).

Las observaciones previas pueden reforzar la idea de correlación entre consolidación de la AF y desarrollo territorial. Aunque sea necesario desarrollar estos análisis con datos más extensos, especialmente tomando en cuenta una dimensión más integral de las diferencias territoriales, estos últimos resultados sugieren que puede haber aumentos significativos de los niveles de ingresos de la AF cuando los hogares tienen oportunidades de diversificación bajo condiciones de desarrollo territorial favorable. Eso es consistente en particular con desarrollos teóricos como los de Martínez Valle (2014), quien sugiere que la única posibilidad de consolidación de la AF ocurre cuando hay oportunidades de producción familiar fuera de la agricultura, por ejemplo, mediante la artesanía o la pequeña manufactura, suponiendo un contexto territorial favorable en términos de vínculos con el mercado y oportunidades económicas, por ejemplo.

Limitaciones del estudio

Alcance analítico

La primera limitación se deriva del carácter estático de los datos utilizados: este estudio propone principalmente un análisis descriptivo, que es indicativo de la situación actual de la AF, pero que no es suficiente para inferir los canales de acción y de causalidad. Ofrece una primera visión de los elementos vinculados con distintos patrones de estrategias de vida y, en una cierta medida, puede corroborar las teorías sobre sus determinantes, pero no comprobarlas.

Medición de las variables de interés

No se puede descartar totalmente problemas de medición, especialmente con las variables de ingresos utilizadas como proxy para las estrategias de vida. Por lo tanto, aunque la estructura de ingresos permite entender las estrategias de vida de manera bastante completa, es importante comprobar las informaciones obtenidas del análisis de ingresos con otros análisis complementarios, por ejemplo, análisis del tiempo dedicado a distintas actividades laborales. Aunque no sean desarrolladas en este trabajo, los análisis complementarios realizados en efecto tienden a soportar las observaciones con ingresos.

Población de interés

Considerar 300 000 hogares como agricultores familiares puede parecer poco, especialmente en comparación con estudios como el de Machado y Botello (2014) que estiman la AF a unos 1 500 000 hogares. Tal diferencia se explica tanto por las definiciones adoptadas como por la base de observación de los hogares: en el CNA, se tiene información extendida solo para los 500 000 hogares residentes. Aunque conduzca a rechazar muchos de los hogares usualmente considerados dentro de la AF, considerar que los hogares son necesariamente residentes es consistente con lo que se suele entender por AF, con un vínculo fuerte a la tierra.

Discusión y conclusiones

Este estudio analiza la diversificación de las estrategias de vida de la AF en Colombia, basándose en las observaciones del CNA de 2014 y la GEIH. Se recurre a un statistical matching para estimar las estructuras de ingresos de los hogares y analizar los elementos vinculados con cambios de patrones de estrategias de vida. Aunque la actividad agropecuaria se mantenga como fuente principal de ingresos para la AF, se evidencia una diversificación de las estrategias de vida hacia otras actividades laborales e inversiones en activos. En particular, se estima que un tercio de los ingresos de la AF proviene de los no agropecuarios, mientras que dos tercios de los hogares agricultores familiares tienen algún tipo de ingreso no agropecuario. Se nota una gran heterogeneidad dentro de la AF en cuanto a sus activos y el contexto en el cual viven los hogares, que se traduce en cambios importantes en los patrones de diversificación. La relación entre ingresos totales y grado de diversificación sigue una curva en forma de “u”, de manera consistente con la literatura. Los patrones de diversificación varían también en función del contexto local y regional. Finalmente el estudio advierte sobre los potenciales de consolidación de la AF mediante la diversificación.

La heterogeneidad y el relacionamiento con los factores que definen las estrategias y las condiciones de pobreza, de acceso a activos, los grupos de edad, jefatura del hogar y las condiciones de las regiones en Colombia indican que los enfoques sectoriales, tales como la política agrícola, la política educativa, la política agroindustrial que son ciegos a necesidades para el bienestar de las personas que son distintas en cada territorio no se adaptan a la realidad. De allí que se proponga que las decisiones de política que se enfoquen en los factores de diversificación, especialización, provisión de bienes públicos, estímulos a la generación de empleo rural no agropecuario, acceso a activos, mejoramiento de los sistemas de transformación productiva, innovación y comercialización de productos, entre otros, se generen con un enfoque de abajo hacia arriba, contemplen las dinámicas territoriales de las zonas donde se concentra la AF y respondan a la visión u objetivos que tienen esos actores del desarrollo.

Este enfoque de abajo hacia arriba requiere ser aplicado para potenciar una diversificación con altos retornos para los hogares. En efecto, este trabajo revela que, para los hogares más marginalizados, con menos activos y en contextos poco dinámicos, el problema no es la falta de diversificación, sino una falta de oportunidades. Políticas públicas favoreciendo la provisión de bienes de carácter públicos como la educación, la salud o las infraestructuras podrían mejorar las oportunidades, potenciando el capital humano y las oportunidades de negocios de los hogares, que posibilitarían así orientarse hacia actividades con mayores retornos. Tales oportunidades requieren también transformaciones tanto agrícolas como industriales. El desarrollo del sector agropecuario, por medio de un apoyo público a la pequeña agroindustria, la provisión de asistencia técnica o un apoyo a la inversión, aparece necesario para agregar valor al nivel local y beneficiar tanto a los agricultores como al desarrollo no agrícola. De manera complementaria, las oportunidades pueden ser fomentadas al apoyar el acceso a activos, por ejemplo, mediante programas de créditos para apoyar el acceso a la tierra, cuya concentración es un reto mayor para la AF. Finalmente las oportunidades para la AF podrían ser fomentadas por medio de programas de desarrollo territorial con planes integrales que permitan la coordinación entre los diferentes actores rurales.

Por supuesto, queda mucho por investigar para entender la AF en Colombia, principalmente en temas relacionados con los vínculos entre estrategias de vida exitosas y desarrollo territorial, las instituciones, las infraestructuras, la apertura económica, entre otros. Tales investigaciones serán de interés innegable para entender las especificidades locales y los márgenes de maniobra para la mejora de las condiciones de vida de los agricultores familiares.

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1 Para varios autores, el concepto correcto es “agriculturas familiares” debido a su diversidad y roles fundamentales en el desarrollo agrario; incluso se han propuesto criterios de diferenciación de dichas agriculturas familiares (Coordination SUD 2008; Martínez Valle 2014; Martínez Godoy 2014). Como estas diferenciaciones son, en este caso, parte del concepto de AF, se ha preferido mantener la idea de heterogeneidad para asegurar mayor simplicidad conceptual.ˆ

2 Esta definición operativa se desprende de una concepción más comprensiva según la cual “el concepto que la Agricultura Familiar es un modo de vida y de producción gestionado por una familia, cuyos miembros tienen a su cargo las decisiones de la asignación de recursos con que cuentan y de las estrategias de generación de ingresos y de vida, en general” (Escobar y Gómez 2017). ˆ

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