Eutopia. Revista de Desarrollo
Económico Territorial N.° 19, junio
2021, pp. 137-155
ISSN 13905708/e-ISSN 26028239
DOI: 10.17141/eutopia.19.2021.4967
¿Ayuda o trabajo? Sedimentaciones de experiencias
productivas de jóvenes hortícolas de General Pueyrredón, Argentina[i][ii]
Help or work? Sedimentation of productive experiences
of young horticulturalists from General Pueyrredón,
Argentina
María Virginia Nessi. IIGG-UBA / CONICET mvirginianessi@gmail.com
Recibido: 30/03/2021 - Aceptado: 24/05/2021
Publicado: 30/06/2021
Cómo citar este
artículo: Nessi, María Virginia. 2021. “Sedimentaciones de experiencias productivas de
jóvenes hortícolas de General Pueyrredón, Argentina”. Eutopía. Revista de Desarrollo Territorial 19.
DOI 10.17141/eutopia.19.2021.4967
Resumen: El presente
artículo propone un abordaje de las experiencias de inicio en la vida
productiva de jóvenes de familias hortícolas del cinturón verde del Partido de
General Pueyrredón, mediante los conceptos de la fenomenología social. Se busca
aportar a la comprensión de los itinerarios juveniles situados social e
históricamente, poniendo el foco en el modo en que ellos valoran y otorgan
sentido a sus inicios en la vida productiva. Se analizan entrevistas de jóvenes
realizadas entre 2017 y 2019 que buscaron reconstruir sus historias de vida.
Como principales resultados, se evidencia que aun teniendo inicios en
actividades similares (como la horticultura), los jóvenes interpretan esas
experiencias de manera disímil, sedimentándolas a través de la ayuda o del
trabajo, trayendo a colación distintas dimensiones en sus relatos.
Palabras clave: fenomenología
social; juventudes; periurbano; sedimentaciones; trabajo.
Abstract: This article proposes
an approach to the experiences of beginning in the productive life of young
people from horticultural families of the green belt of the General Pueyrredón district, through the concepts of social
phenomenology. It seeks to contribute to the understanding of socially and
historically situated youth itineraries, focusing on the way in which they
value and give meaning to their beginnings in productive life. Interviews of
young people carried out between 2017 and 2019 who sought to reconstruct their
life stories are analyzed. As main results, it is evidenced that even having
beginnings in similar activities (such as horticulture), young people
understand them in different ways, sedimenting them
through help or work, bringing up different dimensions in their stories.
Keywords: social phenomenology;
youths; periurban; sedimentations; labour.
Introducción
En las últimas décadas el mundo social se ha visto modificado producto
del proceso de desinstitucionalización de las diferentes esferas de la vida
social (Dubet 2006). Con ello, las
trayectorias vitales de los actores se vieron trastocadas, en particular, las
de los jóvenes[iii] (Panaia 2008). Aquellas
trayectorias lineales juveniles entre el fin de la escuela y la vida laboral o
entre la dependencia familiar y la autonomía y la conformación de un hogar;
quedaron alejadas de la realidad de los jóvenes para pasar a ser momentos de su
vida que se superponen, se aceleran o se retrasan (Roberti 2010; 2017).
En particular, en tanto a la participación en la vida productiva, los jóvenes
se vinculan de manera disímil a como otrora lo hicieron sus predecesores. Los
cambios en los mercados de trabajo y la ruptura de las “carreras” laborales
generaron que sus itinerarios se fragmenten y diversifiquen, tomando un cariz
fluctuante (Roberti 2017).
En este contexto distintas investigaciones han empezado a hacer foco
en la subjetividad de los jóvenes, poniendo en juego cómo ellos representan o
valoran sus experiencias vitales y sus saberes respecto a los distintos ámbitos
de la vida social donde se desenvuelven. En particular, resulta de interés cómo
los jóvenes interpretan sus experiencias en el ámbito productivo. Así, se proponen abordajes de análisis sobre las
juventudes que evidencien su rol activo, tanto en la sociedad como en las
decisiones que toman en sus itinerarios.
Para aquellos jóvenes de espacios periurbanos, los itinerarios se
complejizan aún más. En primer lugar, por la confluencia con ofertas de las
ciudades (y también por las resistencias para el acceso a ellas). En segundo,
por los cambios propios de estos espacios donde se concentran ofertas laborales
tanto ancladas en las producciones agropecuarias (y aquellas de los eslabones
siguientes de las cadenas de valor) como también, ofertas que otrora se
concentraban en espacios netamente urbanos (el comercio minorista, las
actividades de servicios, la industria, entre otras) (Romero 2012). En particular,
para quienes se vinculan con las producciones agropecuarias por medio de la
organización familiar, como la horticultura, lo hacen desde corta edad como
mano de obra en el marco de la familia, motivo por el cual sus itinerarios son
más largos y complejos. Al llegar a la juventud, cuentan con varios años de
experiencias en el ámbito productivo, que les permite repensarse y
reinterpretarse como parte de este espacio, de manera disímil a quienes se
podrían iniciar a mayor edad.
Por ello, en este
artículo se propone un abordaje de las experiencias de
inicio en la vida productiva de jóvenes a través de los conceptos de la
fenomenología social de Alfred Schutz, para realizar un aporte a la comprensión
de las valoraciones y significaciones que hacen los jóvenes de sus propios
itinerarios, de manera situada social e históricamente. De esta manera, se
busca problematizar el lugar de las juventudes en los espacios ruralizados y en la participación en la vida productiva,
poniendo en foco en cómo los propios jóvenes entienden e interpretan sus
propias experiencias. La fenomenología social brinda un marco referencial y
conceptual que permitirá profundizar en el análisis empírico de los actores en
situación, posibilitando dar cuenta de las características contextuales
sociohistóricas como así también brindar centralidad a las significaciones que
los actores ponen en juego al actuar. Así, se presenta como un abordaje
relevante para el análisis de los jóvenes en el territorio y sus valoraciones
sobre sus experiencias en la vida productiva.
Se toma el caso de los jóvenes hortícolas[iv]
del cinturón verde del Partido de General Pueyrredón (PGP), una zona periurbana
ubicada en los alrededores de la ciudad de Mar del Plata, al sudeste de la
provincia de Buenos Aires en Argentina. El caso conjuga elementos que
permitirán complejizar el modo en que estos jóvenes se insertan a las
actividades productivas, poniendo el foco en cómo sedimentan su experiencia de
inicio en ellas.
Como estrategia metodológica, se retoma un abordaje
cualitativo por medio del análisis de los relatos de 18 jóvenes que se
entrevistaron entre 2017 y 2019 en diferentes trabajos de campo. Las
entrevistas buscaron reconstruir sus historias de vida en torno a la esfera
productiva y la educativa como otros ámbitos que atraviesan sus itinerarios.
Aquí se analizan los datos de las experiencias de inicio en la vida productiva
de los jóvenes entrevistados.
A modo de ordenamiento, el artículo se estructura en seis apartados.
El primero, donde se desarrolla la conceptualización de la fenomenología social
de Alfred Schutz que se trae a colación para el análisis de las experiencias de
los jóvenes. El segundo, donde se realiza el vínculo de la conceptualización de
dicha perspectiva con los enfoques de las juventudes. El tercero, donde se
describe la situación económica y laboral desde la cual parten los jóvenes. El
cuarto y quinto apartado, se analizan las sedimentaciones de las experiencias
de los jóvenes, como ayuda y como trabajo, respectivamente. Por último, las
consideraciones finales derivadas del análisis.
Las sedimentaciones de experiencias situadas sociohistóricamente
La fenomenología social realizó aportes relevantes para la comprensión
de la realidad social, siendo Alfred Schutz la referencia obligada al momento
de inmiscuirse en esta perspectiva. El autor logró inscribir a la fenomenología
en las ciencias sociales, otorgándole un sujeto de estudio propio y una
metodología acorde (Belvedere 2006; 2013). Schutz puso el
foco en el mundo de la vida cotidiana definiéndolo como la escena donde los
actores desenvuelven acciones sociales. De esta manera, el mundo de la vida
cotidiana posee diversas características que le dan el marco al autor para
proponer la comprensión de la realidad social. En primer lugar, sostiene que el
mundo de la vida es el espacio donde los actores actúan no solo dentro, sino
también sobre, modificándolo y adaptándolo a sus necesidades. El autor
sostiene en El problema de la realidad social (Schutz 2015) que el
objetivo de los actores en el mundo de la vida no es comprenderlo (al menos no a
priori) sino que es actuar a fin de ejecutar sus proyectos de acción.
Esta primera tesis es clave para el autor porque le permite sostener
que los actores no buscarían comprender el mundo a todo momento, sino que
quieren realizar cambios sobre él, dominarlo y adaptarlo a sus necesidades al
estar en el mundo (López 2010; Schutz 2015; Wagner 1982). Este análisis de
la realidad social se presenta con mayor claridad en los últimos escritos de
Schutz, donde postula la importancia de la actitud o epojé natural. Esto
es, la suspensión de la duda respecto a los sucesos del mundo de la vida,
posibilitándoles estar en él, actuar y proyectarse. Esta actitud natural
posibilita a los actores tomar por presupuesto el mundo y así actuar a
sabiendas de ciertos resultados esperados. Por eso, señala Schutz: “Es
característico de la actitud natural que considere presupuestos el mundo y sus
objetos hasta que se establezca lo contrario. En la medida en que funciona el
esquema establecido de referencia, el sistema de las experiencias garantizadas
de nosotros y de otras personas (…) rinden resultados anhelados, confiamos en
esas experiencias” (2015, 233).
La actitud natural en el mundo de la vida cotidiana se basa en los
acervos de conocimiento: el cúmulo de experiencias aprehendidas que les permite
a los actores llevar a cabo la acción a sabiendas de su resultado. El acervo de
conocimiento se conforma a través de las sedimentaciones de las experiencias:
selecciones significativas para poder desenvolverse en la vida cotidiana (Schutz 1993; 2015). La riqueza del
concepto de sedimentación deriva en que permite poner el foco en el modo en que
los actores en situación interpretan y traen a mano sus experiencias para
actuar. No toda vivencia es susceptible de retomarse, solo aquellas que sean
significativas para los actores. También, aquellas que son significativas para
sus semejantes, ya que este acervo de conocimiento se conforma de
sedimentaciones generadas subjetiva como intersubjetivamente.
Se deriva de lo anterior que tanto el acervo de conocimiento, las
sedimentaciones de experiencias que lo conforman y las acciones se encuentran
situadas en un medio físico y sociocultural específico. Los actores inmersos en
él atraviesan situaciones que le son propias por el espacio donde se están
desenvolviendo y por ello, acumulan conocimiento a partir de las experiencias
ancladas en esa situación específica. Además, el medio brinda las posibilidades
y resistencias para actuar, que los actores traen a colación en sus acervos de
conocimiento a mano (Schutz 2015). Conocen cuáles
son esas posibilidades, cuáles son las resistencias y de qué manera atravesar
las situaciones problemáticas a fin de lograr lo que se proyectan.
En ese marco, no pueden dejarse de lado las diferentes biografías de
los actores ya que estas entran en juego al momento de comprender las
sedimentaciones que conforman el acervo de conocimiento para actuar. La
situación biográficamente determinada se ancla en el medio social específico
(retomando sus resistencias y posibilidades) donde los actores se desenvuelven
según sus intereses, deseos y motivos, haciendo que se exprese de manera
diferente para cada uno de los actores.
Por eso, las sedimentaciones para una misma experiencia pueden ser
disímiles según el medio social y la situación biográficamente determinada
desde los que el actor parte. Fundamentalmente, respecto a los intereses y
aspiraciones que los actores desenvuelven en ese medio social particular. A
partir de allí, es que las sedimentaciones de sus experiencias y las de sus
semejantes tienen un valor específico.
El aporte de la fenomenología social al estudio de
las juventudes
A partir de lo expuesto, se puede empezar a tejer los vínculos entre
los conceptos de la fenomenología social y los actuales enfoques para abordar a
la cuestión juvenil. Principalmente en aquellos abordajes que retoman el rol
activo de los jóvenes respecto a cómo se desenvuelven en la sociedad y a las
decisiones que toman sobre sus itinerarios vitales.
Estos enfoques se centran en cómo los jóvenes actúan en sus presentes,
deciden sobre sus itinerarios, despliegan proyectos o tienen expectativas sobre
el futuro (Casal et al. 2006; Nessi 2020), respecto a
distintas esferas de la vida: la participación política, la cultura, la
educación, la participación productiva, entre otros (Chaves et al. 2013; Nessi 2019).
De esta manera, los jóvenes consideran las condiciones materiales,
culturales y sociales en las cuales se encuentran insertos para decidir, actuar
y desenvolver expectativas hacia futuro. El concepto de sedimentaciones de
experiencia trae a colación la importancia de las significaciones que hacen los
actores de sus itinerarios vitales. Considerar cómo los jóvenes interpretan sus
experiencias de manera subjetiva e intersubjetiva, se torna necesario para
comprender qué quieren para su vida.
En este marco, identificar que los jóvenes pueden sedimentar sus
experiencias de maneras disímiles de acuerdo con el medio social y a sus
situaciones biográficas particulares, otorga un nuevo componente a los enfoques
de las juventudes que toman su rol activo. Permite sostener que los jóvenes no
interpretan de la misma manera las experiencias que puedan estar compartiendo
con otros jóvenes, y mucho menos, respecto a otras generaciones.
La conceptualización de la fenomenología social, además, aporta a la
comprensión que diferentes autores han hecho sobre las juventudes de manera
plural en base a su heterogeneidad (González Cangas 2003). La pluralidad
para estos autores radica en las condiciones específicas que hacen que las
juventudes se heterogeinicen, la fenomenología social
permite además pluralizarlas respecto a las interpretaciones de sus vidas y sus
experiencias.
Para los casos de jóvenes de espacios ruralizados
esta noción es de relevancia y, más aún, para aquellos que pertenecen a
familias que se dedican a las producciones agropecuarias. Frente a las trayectorias
cada vez más fragmentadas, con solapamientos de los ámbitos donde se
desenvuelven, se torna central comprender cómo los jóvenes significan sus
experiencias en vínculo con el campo y las actividades agropecuarias. De esta
manera, se posibilitará el desarrollo de políticas públicas para este segmento
de la población considerando los diferentes modos en que sedimentan sus
experiencias en un contexto particular.
Por eso, este artículo abordará un ámbito especifico: la participación
de los jóvenes en la vida productiva. Las lógicas del mercado de trabajo, los
mejores modos de hacerle frente y las posibilidades existentes son parte de
este acervo de conocimiento que se pone en juego y que los jóvenes traen a mano
para actuar, para decidir y desenvolverse en este ámbito en particular. Las
sedimentaciones en los inicios en la vida productiva serán un elemento clave
para comprender cómo se conforma ese acervo de conocimiento, siempre
considerando el medio físico y social en el que se insertan.
Los jóvenes del cinturón verde del Partido de
General Pueyrredón (PGP)
Siguiendo el abordaje de la fenomenología social, para comprender cómo
los jóvenes sedimentan sus experiencias de la vida productiva es necesario
primeramente describir el medio físico y social desde el que parten.
Como se ha señalado anteriormente, el caso de análisis de este
artículo son los jóvenes hortícolas del cinturón verde del PGP. Se retoma este
caso porque los cinturones verdes en Argentina se presentan en continuo
crecimiento. En primer lugar, producto de las migraciones y asentamientos
basados en las redes migrantes. En segundo, por la fuerte demanda de mano de obra
para las producciones que allí se despliegan como la horticultura.
El PGP se encuentra en el sudeste de la provincia de Buenos Aires en
Argentina (mapa 1). Su ciudad núcleo es Mar del Plata y es en los bordes de
ella donde se emplaza el cinturón verde del Partido, en el cual se pone foco en
este artículo. Este abarca las zonas lindantes a las rutas 2, 226 y 8 (mapa 1).
Mapa 1. Ubicación Provincia de Buenos Aires, PGP y
cinturón verde de General Pueyrredón
Elaboración propia
con base en De Grande (2019).
Mediante los datos
otorgados por el Producto Bruto Geográfico[v]
(PBG) del PGP de 2012, se ha podido indagar sobre el contexto económico que
condiciona los itinerarios laborales de los jóvenes. En base a sus datos se
observa que a nivel distrital 62% de la participación del valor agregado se
concentra en el sector terciario, 30% en el secundario y 8% en el primario (Lacaze et al. 2014).
En tanto a la
actividad primaria, en la zona del cinturón prevalece la horticultura,
producción intensiva de verduras y hortalizas que se orienta al mercado interno
y mayormente local. El mercado de trabajo está basado en la organización
familiar de la mano de obra que principalmente se conforma de migrantes
bolivianos, aunque en la actualidad se presentan también segundas o terceras
generaciones asentadas en la zona. Dada la organización familiar, en la
producción se incorporan tempranamente a todos los miembros del hogar desde
corta edad.
La actividad
secundaria se ubica en dos polos. En la ciudad marplatense derivada de la
industria pesquera en las zonas portuarias. En segundo lugar, en el cinturón
verde por la presencia del Parque Industrial General Savio y por la industria manufacturera del ladrillo
principalmente en las zonas de cantera (Lacaze et al. 2014).
La actividad
terciaria se puede explicar por el turismo, el comercio y los servicios. El
distrito de General Pueyrredón cuenta con una fuerte presencia de la actividad
turística gracias a la ciudad de Mar del Plata (uno de los centros turísticos
más importantes de la provincia y del país). Además, en la zona del cinturón se
ubican tres mercados de abasto de productos primarios. Las familias hortícolas toman cada vez más
participación en la comercialización de las verduras y hortalizas que ellas
mismas producen, como así también el transporte desde los campos hacia los
mercados de abasto (Benencia 2016). En la división de tareas de las familias es aquí
donde las mujeres y los miembros más jóvenes se insertan.
En este marco
económico es posible comprender la situación laboral de los jóvenes[vi]
del cinturón verde. Se toman datos del último Censo Nacional de
Población, Hogares y Viviendas (CNPVyH) (Instituto Nacional de Estadísticas y Censos
2010), que señala que el 62% de
los jóvenes se encontraba trabajando, mientras que un 6% no estaba ocupado pero
estaba en búsqueda de uno (cuadro 1). Respecto a la desocupación, debe
considerarse que impacta más sobre las mujeres, llegando a duplicar a la
desocupación de los varones.
Cuadro 1. Condición de actividad según rango
de edad. En porcentajes. Cinturón del PGP,[vii]
2010
Elaboración
propia con base en CNPVyH 2010.
En tanto a la categoría ocupacional (cuadro 2),
observando los datos del PGP prevalece el trabajo en relación de dependencia
hasta los 17 años, superando más de la mitad de los casos, seguido por el
cuentapropismo (25%) mientras que el trabajo familiar se presenta en un 15%. El
quiebre en los 18 años potencia a la categoría asalariada (llega al 77%,
tendencia que se mantiene a medida que aumenta la edad). En cierta manera, la ausencia
de las restricciones propias de la protección del trabajo adolescente habilita
la inserción de los jóvenes en trabajos para terceros, saliendo del círculo
familiar.
Cuadro 2. Categoría ocupacional según rango de edad,
en porcentajes. PGP, 2010
Elaboración
propia con base en CNPVyH 2010.
En el cuadro 3 se
muestran las inserciones de los jóvenes según las ramas de actividad y las
diferentes áreas de residencia para todo el distrito de General Pueyrredón.
Existe una gran heterogeneidad en tanto a la rama de inserción para todos los
jóvenes, tanto en las distribuciones por rama como también al observar la
categoría “otras ramas” que aglutina a aquellas que poseen valores menores al
6%. En áreas rurales agrupadas es la industria la que prevalece (24%),
explicado por la presencia del Parque Industrial en la ruta 88 y por la
producción ladrillera. En las áreas rurales dispersas la rama agropecuaria
tiene un mayor peso, donde podría estar ubicándose la participación de los
jóvenes en la horticultura como otras actividades agropecuarias (55%).
La movilidad
cotidiana a ofertas laborales propias de las ciudades puede estar explicando
porque prevalecen las ramas no agropecuarias en las zonas rurales agrupadas
frente a las dispersas. En suma, cuanto más asentados en la ruralidad, más
difícil es el acceso a otras ofertas que no sean las propias del territorio.
Cuadro 3.
Rama de actividad de inserción ocupacional de jóvenes de 14 a 34 años por área
de residencia, en porcentajes. PGP, 2010
Elaboración propia con base
en CNPVyH 2010.
En
el cuadro 4 se puede evidenciar los niveles de formalidad en el trabajo
considerando si los jóvenes cuentan con aportes jubilatorios. La situación
varía a lo largo de los rangos de edad: los adolescentes cuentan con escasos
aportes, considerando que el registro del trabajo recién comienza a los 16 años
según la legislación vigente. La escasa formalidad se presenta también para
aquellos de más de 18 años en todas las ramas. Es la rama agropecuaria la que
presenta valores más bajos de formalidad para todos los rangos.
Cuadro 4. Jóvenes con aportes jubilatorios
por rama según rango de edad, en porcentajes. PGP, 2010
Elaboración
propia con base en CNPVyH 2010.
Los datos del contexto económico y laboral evidencian que
la participación productiva de los jóvenes de familias hortícolas del cinturón
tiene características específicas. Algunas propias de los territorios
periurbanos, como ser el acceso a ofertas de las ciudades o el aumento de la
diversificación de actividades en estos territorios. También se presentan
características propias de la condición juvenil, como los altos niveles de
desocupación (que se profundiza en las mujeres). Además, la heterogeneidad de
las ramas de actividad donde se insertan y las categorías ocupacionales que
toman, donde prevalecen el trabajo familiar o de empleados. Por último, los
bajos niveles de formalidad del trabajo que realizan.
A partir del contexto
característico del cinturón del PGP, se buscará interpretar las sedimentaciones
que hacen los jóvenes de sus inicios en la vida productiva. Esto se realizará a
través de los relatos de 18 jóvenes[viii]
en torno a sus experiencias productivas.
Para el abordaje de los casos empíricos debe considerarse que el
análisis sociológico de las sedimentaciones implica comprender qué dimensiones
están por detrás de ellas, para luego identificar posibles indicadores empíricos
que permitan evidenciarla en los relatos de los entrevistados.
Desde el análisis de las
entrevistas se ha podido identificar dos modos en que los jóvenes relataban sus
inicios en la vida productiva aun siendo en una misma actividad. En primer
lugar, por medio de la ayuda a sus familias, en un marco de cuidado y
flexibilidades. En segundo lugar, como trabajo con condiciones de
inflexibilidad y la necesidad signando sus experiencias. En los próximos dos
apartados se ahonda en cada uno de ellos.
“Si quería, iba; si no quería, no iba”.
Inicio en la vida productiva sedimentado como ayuda
El inicio como
ayuda toma diferentes significaciones para los jóvenes:
la flexibilidad, el aprendizaje y los otros sentidos que se le otorgan al
espacio productivo (cuadro 5).
Cuadro 5. Dimensiones de análisis de las
sedimentaciones del inicio en la vida productiva como ayuda
Elaboración propia.
La flexibilidad se sedimenta por los jóvenes de
cuatro maneras:
a) en tanto a la organización del tiempo; b) tipo de tareas, c) la responsabilidad;
d) el tipo de retribución.
Los relatos que siguen permiten comprender cómo
sedimentan la flexibilidad en tanto a la organización del tiempo cuando se
iniciaban en la vida productiva durante la niñez. Para
ciertos jóvenes, las jornadas donde acompañaban a sus padres eran reducidas y
también abiertas a la posibilidad de no hacerlas si surgía otra actividad para
realizar.
Claudia recuerda: “No es que iba todo el día, pero
sí hacía un poco…”, denotando que no hacía una jornada
extendida, pero aportaba desde sus posibilidades al grupo familiar. De la misma
manera, Miguel sedimenta la
flexibilidad horaria en la que se desenvolvía: “A veces no iba (…), me quedaba
estudiando”, evidenciando que otras actividades tomaban mayor importancia al
momento de ayudar a su familia. Anahí cuenta: “Capaz que una hora, media hora.
(…) Si quería, iba, si no quería, no iba. O por ahí si mi mamá se iba a
trabajar, yo hacía las cosas de la casa. No sé, lavar los platos, hacer las
camas, barrer, limpiar.” Para Anahí, su participación en la horticultura
suponía solo una hora de tiempo, siempre y cuando ella quisiera. Pero también,
su ayuda se destinaba a realizar las actividades que le impedían a la madre
dedicarse de lleno a la horticultura.
Como segundo aspecto la dimensión de la flexibilidad
se evidencia en la descripción de las tareas que realizaban. Los jóvenes
interpretan que no les conllevaba un esfuerzo grande realizarlas, tal como
señala Delfina: “Ponele, hacía, cuando juntaba
verdura, que es: cortar, atar, digamos”. En el mismo sentido, Anahí detalla sus
primeras tareas en la horticultura:
Y ponele, así, [hacer] cualquier cosita, 13, 14 años... En el
campo, por ahí carpir,[ix]
eso o ayudarle, viste que cosechar tomate, sacar los tomates y ponerle el cajón
a mi papá. Todas esas cosas, con mi familia, nunca fuera de ahí (…) Como te
digo era muy poco, (…) depende lo que había que hacer.
Ambos relatos permiten evidenciar la sedimentación
que hacen estas jóvenes sobre la ayuda, percibida por ellas como flexible, pero
sin dejar de lado la importancia que tienen en tanto aporte a la familia y a la
producción. La tarea de carpida es central para un buen crecimiento de la
verdura, mientras que la cosecha requiere conocer en qué momento los productos
están listos para comercializarse.
El tercer punto de esta primera dimensión tiene que
ver con la baja responsabilidad en tanto a las tareas que realizaban. Se puede
retomar el inicio de Miguel quien ayudaba a su familia en el transporte de
productos alimenticios. “Cuando yo era más chico, yo ayudaba a mi hermano, me
dijo ‘vamos si querés’. Como [que] no [tenía] tanta
responsabilidad, hacía lo que quería, en primer año o en la primaria”. Lo
central en este relato es la escasa
responsabilidad con la que él retrotrae esta experiencia.
Una cuarta forma en que se expresa la flexibilidad
en los relatos de los jóvenes es la retribución por las tareas que realizaban
en el marco de la ayuda, retomando la idea de “fondo común” como noción referente a los pagos. Así, éste se enfrenta
a la exigencia de un salario o una retribución fija por sus tareas realizadas,
tal como relata Anahí: “Es ayuda... es ayuda en fondo común, o sea... toda esa plata que queda
es ayuda, es parte de todos, o sea si yo necesito plata, mi papá me las da.”
Bajo estas cuatro formas
en que se expresa la flexibilidad, los jóvenes sedimentan su paso a través de
la ayuda en la horticultura y las actividades de comercialización de esta
producción, pudiéndose sostener que lo hacen con una valoración positiva sobre
ese inicio en ella. Si bien existía la necesidad de que los miembros más chicos
aportaran mediante tareas y de tiempo al sustento cotidiano,[x] la posibilidad de hacerlo en el marco familiar les
brindaba ciertos márgenes de libertad en el modo de desenvolverse. Esto deriva
de que los primeros pasos por la actividad productiva se dieron en un marco de
ayuda de los miembros mayores que se plasmará en las próximas dos dimensiones.
La segunda dimensión
rescatada por los jóvenes tiene que ver con el aprendizaje, noción ampliamente
indagada desde la literatura especializada en la participación productiva de
niños (Dahul 2018; Padawer y Enriz 2009; Liebel y
Saadi 2012). En la voz de los jóvenes, ese aprendizaje se sedimenta
a través de la transmisión de conocimientos de los miembros mayores hacia ellos
y como producto de su propia curiosidad.
En cuanto a la transmisión de conocimientos, Marta
señala que su comienzo en la actividad productiva fue en la horticultura acompañando
a su madre. Su aprendizaje y primera aproximación a las tareas del campo las
considera producto del propio devenir cotidiano que se trasluce en una ayuda: “Y yo ahí ponele que
tenía cinco, tres, tres por ahí cuando estábamos en la cosecha del tomate…
Entonces nosotros íbamos con mi mamá y nos llevaba. Por ejemplo, le decía mi
mamá “¿ese tomate está?” y lo metíamos al cajón”. Belén
también recuerda su inicio en la actividad productiva desde esta noción del
aprendizaje: “Me llevaban para
ayudar o para que vea más o menos cómo se hacen las cosas. Yo primero empecé
copiando lo que hacía mi abuela y lo que hacía mi tía”. Ambas citas muestran la ayuda a la familia como manera de
transmitir saberes de la horticultura: la selección de los productos, el embalaje
o la carpida.
En conjunción con
el proceso de aprendizaje también se encuentra la curiosidad como sedimentación
de la ayuda. Resulta interesante como Belén relata que desde temprana edad
tenía interés por la producción:
Después
ya a eso de los seis me daba curiosidad cómo ataban los paquetes de acelga, o
cómo hacían las jaulas de lechuga… después me gustaba
siempre seguir a mi tía porque como ella era la encargada, tenía que caminar
por las quintas[xi]
y ver qué estaba por sacar, qué no, qué había que comprar, remedios, qué había
que curar, qué no y bueno... y ahí aprendí varias cosas, los nombres de las
verduras... me intrigaba bastante cuánto tardaban en crecer.
La transmisión de conocimiento por parte de su tía
hace mella en su relato, pero a partir del modo en que ella misma lo interpreta
en tanto a su itinerario en la horticultura y su interés por ella: “Cuando ya tenía siete años me gustaba quedarme
ahí [la quinta], no me gustaba venir acá [Batán, su actual lugar de residencia],
me gustaba quedarme ahí, pero como yo iba a la escuela, en primero me tenía que
quedar acá”.
Algo similar sucedía con Delfina: “La primera tarea
fue cosechar chauchas porque a veces uno es chico y es curioso, quiere ayudar,
a veces uno quiere hacer lo que hace el papá, la mamá”. En los relatos se ponen
en valor los sentimientos que les emergían al momento de ayudar a sus familias,
como la curiosidad y el gusto por estar en la quinta y participar de la
producción.
Este punto se relaciona con la última dimensión, el
campo como lugar de interés. Se puede retomar el relato de Marta, quien señala:
“Me acuerdo que... que cosechábamos, pero... tampoco tanto, en realidad
era como una visita general a la quinta, porque generalmente nos quedábamos a
jugar con mis hermanos, porque mucho tampoco podíamos hacer. Nosotros les
pedíamos que nos lleve”. En este relato Marta conjuga los elementos
anteriormente explayados: el campo para estos jóvenes que se han insertado a
través de la ayuda, se desdibuja como espacio productivo para tomar otras
formas como el esparcimiento, el juego, el encuentro con sus hermanos y pares.
Anabel señala algo similar: “A veces iba, pero a
jugar... sí con mi hermano... De todo, con una tierra ahí... (ríe) Sí
porque éramos chicos de campo... somos chicos de campo y así que bueno... mucho
a las escondidas y a la mancha... y había árboles re grandes ahí y hacíamos
tipo una casita”.
En síntesis, se evidencia las diferentes dimensiones
a través de las cuales los jóvenes sedimentan sus experiencias, ponderando
cuestiones que pueden englobarse en el marco de cuidado y acompañamiento por
medio del cual transitaron su primera actividad en la vida productiva. Les
posibilita a retrotraerse a esas experiencias sin ubicar las exigencias de
estos tipos de actividades. El marco de cuidado que otorga la familia se
expresa, según los jóvenes, en la selección para los niños de las tareas que
requerían menor esfuerzo físico, con tiempos acotados para poder dedicarse a
otras actividades y, sobre todo, de una menor exigencia. Además, hasta estas
primeras inserciones la participación en la vida productiva es considerada
desde el solapamiento en su cotidianeidad familiar e individual de la
horticultura, recreando el espacio del campo de una manera sentimental atada al
juego y la recreación.
El inicio en el marco de la familia, como ayuda a
sus padres o miembros mayores y la flexibilidad les posibilita a los jóvenes
tener un acervo de conocimiento específico sobre qué es el campo y la
participación productiva en la quinta. El próximo apartado muestra un inicio
diferente: jóvenes que sedimentan el inicio como trabajo propiamente dicho.
Una segunda manera en que los
jóvenes sedimentan sus inicios en la actividad productiva tiene que ver con la
noción de trabajo. Para el análisis de los relatos se retoma una de las
dimensiones analizadas en el apartado anterior: la flexibilidad, para marcar la
distancia existente respecto a los que se iniciaron en el marco de la ayuda. Se
complementa con una segunda dimensión que emergió de estos relatos: la
necesidad. Ésta permite narrar el modo en que los jóvenes vinculan la situación
económica de su familia con la propia exigencia de participar en la actividad
productiva.
La dimensión del aprendizaje no
ha emergido en estos relatos, como tampoco lo fue las múltiples significaciones
del espacio del campo, para aquellos que se iniciaron en la horticultura. Estas
diferencias permiten comprender cómo los jóvenes empiezan a darle lugar a sus
primeras inserciones de forma diferente a aquellos del apartado anterior. El
inicio como trabajo toma diferentes significaciones para los jóvenes que se
insertan por fuera de un espacio de cuidado.
Cuadro 6.
Dimensiones de análisis de las sedimentaciones del inicio en la vida productiva
como trabajo
Elaboración propia.
La inflexibilidad se sedimenta
en estos jóvenes de tres maneras, a través de: a) la mayor exigencia en tanto
al tiempo que le dedican, b) el gran esfuerzo en las tareas realizadas, c) el
pago de remuneración según las tareas llevadas a cabo. Así, se puede retomar el
relato de Javier. Si bien su familia se dedicaba a la horticultura, él se
inició en la producción ladrillera por fuera del círculo familiar: “Empecé a trabajar en el horno... el horno de ladrillo,
no sé si conocés... de barro y todo eso... cuando
empecé el secundario...[xii]
Allí trabajaba por día y en condiciones precarias:
iba por día… estaba así en negro...
a palabra nomás. (…) hacía 4 horas. Ahí me pagaban por hora. Estaba todo el año
ahí... (…) Por un lado, sí [me rendía] y, por otro lado, no. Porque bueno, por
todo el tiempo que estaba ahí, trataba también de organizarme para jugar a la
pelota, a entrenar digamos, ¿no? a jugar, para ir a entrenar, pero no, no
llegaba a veces.
A diferencia de los
jóvenes que se inician como ayuda, la actividad en la industria ladrillera se
torna una prioridad desde temprana edad que le imposibilitaba dedicarse a otras
actividades. Si bien señala que iba cuatro horas por día, luego pondera “todo
el tiempo que estaba ahí”, sedimentando una valoración negativa de la duración
de la jornada laboral y de sus posibilidades para un manejo del tiempo según
sus intereses y gustos.
El segundo elemento de
esta dimensión de la inflexibilidad es la noción de la realización de tareas
que implican un mayor esfuerzo físico, señalado por Javier en su relato:
Trabajé con él [jefe] en
el ladrillo casi ocho años... sí, ocho o diez años creo... desde los trece
habrá sido. Al principio [era] apilar, apilar, meter adobe, y esas cosas hacía
al principio... después ya más adelante, bueno apilar, meter ladrillo, adobe
perdón... ladrillo, o sea sacar ladrillo, tapar de arriba.
A diferencia de las interpretaciones que hacían los
jóvenes sobre sus inserciones como ayuda en el marco de cuidado y en tareas con
menor esfuerzo, en este relato, se igualan las tareas que realizan niños y
adultos. No debe perderse de vista que el mercado laboral en el horno de
ladrillo ha sido caracterizado a través de sus altos riesgos en salubridad para
los trabajadores (Pizarro 2012; Schmidt 2013) por la utilización de hornos a altas temperaturas y
la realización de tareas de gran fuerza física. Tareas que Javier detalla que
hacía a temprana edad: “Meter ladrillo” y “sacar ladrillo” implica utilizar el
horno a temperaturas altas.
Como tercer elemento, se presenta la cuestión de la
retribución. Anteriormente, se señalaba que para quienes se inician en el marco
familiar, ésta estaba vinculada a la noción del fondo común, donde no se
diferenciaba un salario para cada miembro, sino que a través de las necesidades
se canalizaban con ese ingreso común. Los jóvenes que se iniciaron en la vida
productiva significándolo como trabajo, ponderan el lugar del pago en función
de las tareas realizadas. Para
Patricia, que se inició en la horticultura junto a su marido a temprana edad,
lejos de su familia de origen, la cuestión de los ingresos dependía
exclusivamente del trabajo que hicieron en la quinta.
La necesidad se plasma en la urgencia, que se
evidencia en los relatos de tres jóvenes que han venido de Bolivia: Esteban,
Fernando y Patricia. Para Esteban y su familia, el principal motivo de esa
movilidad espacial derivaba de la necesidad de generar ingresos. Así, Esteban
relata cuando se le preguntó por qué vinieron a Argentina:
A veces no te alcanza
la plata y, antes, bueno, Bolivia estaba mal, estaba en crisis, bueno, ahora,
hoy en día ha mejorado bastante con el presidente [Evo Morales] que tenemos.
Antes no, no se podía estar y por eso mucha gente se vino para este lado, muchos emigra[mos] y esta[mos] acá.
Cuando llegó a Argentina, se insertó en la
producción ladrillera. Esta actividad le brindó la posibilidad de asentarse en
el partido. Los márgenes de libertad se encontraban reducidos, pero le permitió
cumplimentar el objetivo que lo había traído de Bolivia “para trabajar y poder
vivir, digamos”. Este también es el caso de Fernando quien vino a la Argentina
a temprana edad (a los 11 años) desde Tarija y señala que “[vinimos] con mi
familia a trabajar. Empecé a trabajar acá, allá en Bolivia no trabajaba”.
Leonel, quien se desenvolvió como trabajador de la
horticultura, señala que más que por un deseo propio, estuvo ligado a la
imposibilidad de conseguir otras ocupaciones por no haber completado la
educación secundaria obligatoria: “Hay mucho laburo, ¿viste? pero te piden
mucho, te piden el secundario a veces uno no terminó allá en su país la
secundaria, entonces tiene que venir a trabajar en la quinta”.
En suma, a diferencia de los jóvenes que se inician
en la vida productiva sedimentándola como ayuda, para quienes lo hacen desde la
sedimentación del trabajo, se aleja del marco de cuidado y la flexibilidad. Por
ello, los jóvenes traen en sus relatos nociones en torno al cansancio, la
necesidad y la alta responsabilidad que requiere la dedicación a esta ocupación
como así también por fuera de esta actividad, tal como la industria ladrillera.
Consideraciones finales
Aquí se presentaron conceptos de la fenomenología
social que aportan a seguir problematizando a las juventudes de manera situada,
buscando poner el foco en cómo estos actores significan, valoran y ponderan sus
experiencias. Poner el centro en cómo los jóvenes sedimentan sus experiencias
abre el camino a comprender aún más la complejidad de sus itinerarios, en un
contexto de marcada fragmentación y ruptura de los tránsitos lineales,
principalmente desde la educación al trabajo. En particular, cuando se analiza
los casos de jóvenes vinculados a espacios ruralizados
y/o periurbanos que poseen dinámicas específicas atravesando sus itinerarios
heterogéneos.
En este artículo se pusieron en juego los conceptos
de la fenomenología social en su aporte a la comprensión del inicio en la vida
productiva de jóvenes de familias hortícolas del Cinturón verde del PGP. Luego
de contextualizar la situación desde la que los jóvenes parten (instancia clave
para comprender el medio social), se pudo evidenciar que éstos sedimentan de
manera diversa su primera inserción, aun cuando sea en la misma actividad, en
este caso, la horticultura.
Para algunos, el inicio se sedimentó en torno a la
ayuda, en el marco de la organización familiar de la producción. Así, denotan
flexibilidades respecto a la organización del tiempo, las tareas, la
responsabilidad y la retribución; el aprendizaje como eje de su participación y
la multiplicidad de significaciones acerca del campo. Estas dimensiones
evidencian que los jóvenes valoran positivamente su paso por la horticultura.
En cambio, para quienes sedimentan a sus inicios en la actividad productiva
como trabajo, prevalecía la ocupación para terceros y por fuera de la
horticultura. Aquí, los jóvenes retomaban el cansancio, la necesidad y la alta
responsabilidad que requiere la dedicación a esta ocupación.
A
partir de este caso empírico se evidencia la relevancia de centrarse en las
sedimentaciones de las experiencias, más que en las experiencias en sí mismas,
al momento de problematizar el lugar de los jóvenes en la actividad productiva.
La operacionalización de cada una de las sedimentaciones en búsqueda de
dimensiones e indicadores empíricos es lo que permitió llegar a la comparación
de los dos modos en que los jóvenes relatan sus vivencias de inicio en la
actividad productiva. Ayuda o trabajo; flexibilidad o inflexibilidad;
aprendizaje o necesidad toman un cariz particular al momento de comprender cómo
las juventudes
interpretan su realidad, deciden y problematizan sus experiencias.
En suma, este artículo buscó
ser un aporte para fortalecer los estudios de las juventudes, en particular
aquellas de espacios ruralizados. Así también, se
espera que sea un aporte para repensar las políticas públicas orientadas a
estos segmentos, haciendo especial énfasis los modos disimiles de significación
que los jóvenes hacen de sus itinerarios productivos.
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Notas
[i]
Este artículo se inscribe en la beca doctoral CONICET por temas estratégicos
dirigida por Susana Aparicio. Se enmarca en el proyecto PIP CONICET
11220110100990 “Conformación histórica y movimientos poblacionales en los
mercados de trabajo agropecuarios regionales”, dirigido por Susana Aparicio y
en el proyecto PICT PICT-2017- 4025. “¿Nuevas relaciones entre la producción y
el consumo? Mercados de productos agropecuarios en Chubut, Patagonia
Argentina”, dirigido por Mercedes Ejarque.
[ii]
Este artículo se presenta como un avance de mi tesis doctoral titulada “Lo
generacional en la conformación de los planes vitales juveniles” del programa
de Doctorado en Ciencias Sociales (UBA) bajo la dirección de Mercedes Ejarque.
[iii]
Si bien se adhiere a los
principios del lenguaje no sexista, por razones prácticas y de fluidez, en
adelante, se empleará el masculino genérico.
[iv]
Se considera como “joven hortícola” a aquellos que pertenecen a familias vinculadas
a la horticultura, buscando evidenciar la heterogeneidad de los recorridos en
la vida productiva. De esta manera, la muestra se conforma por jóvenes que se
vinculan actualmente a esta producción como también, otros que lo han hecho en
algún periodo de sus itinerarios.
[v]
El producto bruto es un indicador de desempeño macroeconómico que forma parte
del sistemas de cuentas nacionales y permite conocer la estructura económica de
una región, en este caso del Partido de General Pueyrredón (Lacaze
et al. 2014).
[vi]
Se toma un rango amplio de noción de juventud: considerando desde los 14 años
(edad mínima de datos laborales que presenta el CNPVyH)
hasta los 34 años, límite superior que toman ciertos estudios de juventud (Semanat
Trutie, Peñate Leiva, y Del Risco Sánchez 2019).
[vii]
Para
la reconstrucción de los valores del Cinturón se utilizaron las fracciones por
fuera de la ciudad de Mar del Plata que agrupan a las regiones que lo
conforman. Dado el nivel de desagregación, solo ha sido posible realizarse para
el cuestionario básico del Censo Nacional de
Población, Viviendas y Hogares del año 2010. Es por ello por lo que solo para
este cuadro se ha utilizado como unidad de análisis a los jóvenes del cinturón.
Los demás, toman a los jóvenes del total del distrito.
[viii]
A fin de preservar el anonimato, se han cambiado los nombres de los jóvenes
entrevistados.
[ix]
Implica la limpieza de la tierra para quitar las hierbas
silvestres.
[x]
No se pierde de vista la problemática del trabajo de niños en las producciones
agropecuarias considerando la legislación argentina que pregona por su
prohibición.
[xi]
La quinta hace referencia al espacio de producción hortícola, definido
según la cantidad de hectáreas. Confluye para muchos como lugar de residencia (Dahul
2018).
[xii]
El mercado de trabajo del horno de ladrillo, al igual que la horticultura, es
un espacio propio de la comunidad boliviana en Argentina (Pizarro
2012).