Letras Verdes. Revista Latinoamericana de Estudios Socioambientales N.° 22, septiembre de 2017, pp. 1-6

Introducción: ecologismos en América Latina, historia y presente

Introduction: environmentalisms in Latin America, history and present

Nicolás Cuvi

 

Las ideas y praxis asociadas con la conservación de la biodiversidad, la promoción de prácticas sustentables, la lucha contra la contaminación, el cambio global o los extractivismos, entre otros, han existido desde hace siglos. De modo amplio, en un lenguaje contemporáneo, podemos englobar esas acciones y discursos en lo que llamamos “movimiento conservacionista”, “ambientalista”, “ecologista”, entre muchos otros nombres de personas, colectivos, instituciones, que comparten cierta sensibilidad e interés por lo no-humano y las relaciones que entablamos con ello.

Es necesario reconocer, para narrar la historia de esos ecologismos, que entre ellos existen importantes diferencias. Un parte aguas importante distingue, por un lado, a las políticas ambientales que están alineadas con posturas de desarrollo sustentable débil, más supeditadas a intereses de construir y promover el valor de cambio (posturas a veces consideradas más “utilitaristas”). Por el otro lado estarían posiciones biocéntricas, que desde variados ecologismos cuestionan los modelos de desarrollo existentes y plantean relaciones humanos/naturaleza más horizontales, o por lo menos en las que lo no-humano sea respetado, conocido y cuidado. Esa diferencia, a veces, también ha sido nombrada como la de sustentabilidad débil vs. sustentabilidad fuerte, de modernización ecológica vs. alternativas al desarrollo, de racionalidad económica vs. racionalidad ambiental, entre otras.

Al seguir el rastro de los diversos ecologismos suelen aparecer situaciones conflictivas, pero no fue esta una convocatoria para el análisis de conflictos socioambientales, algo a lo que se ha dedicado –y se continúa dedicando- gran atención en la literatura. Solicitamos el envío de narrativas, historias, biografías, análisis, estadísticas, sobre ecologismos y ecologistas de América Latina, para analizar sus ideas y prácticas, desde enfoques teóricos y estudios de caso, y en diferentes áreas: defensa de zonas silvestres y rurales, cuidado de semillas, educación, comunicación, política, activismo, urbanismos más sustentables, entre otras.

Y si bien el conflicto parece un ingrediente bastante presente en los variados ecologismos, y por lo tanto, emerge como una característica central de varios artículos del dossier (conflictos por lo material, pero también por los significados), lo más interesante de muchas de estas historias es que nos cuentan sobre personas y grupos que han construido trayectorias de sustentabilidad. Son historias que tienen que ver con la valoración de lugares, tradiciones y modos de vida más allá de los costos/beneficios económicos (la ideología económica dominante). Historias donde se da valor al territorio mediante lenguajes que aluden a lo histórico, familiar, espiritual, ético, prestaciones ecológicas y valores inconmensurables de la biodiversidad, salud y solidaridad, ética ambiental, etc. Y también de ecologismos urbanos, de nuevas identidades en cuestiones tan contemporáneas y únicas en la historia humana, en lugares como las megalópolis de Ciudad de México y Sao Paulo.

Entre los ocho artículos que conforman el dossier constan investigaciones realizadas en México, Argentina, Brasil, Ecuador, Colombia, Perú, y también la historia de una red latinoamericana conformada para oponerse a los polémicos organismos transgénicos. Tratan de actores diversos, individuos, grupos, asociaciones, instituciones, de nuestros días y del pasado, que han tenido una sensibilidad e intención de construir relaciones amigables con la naturaleza, el agua, las semillas, los alimentos, el paisaje, en diversos contextos. Ilustran que muchas veces ello ha implicado enfrentar a un establishment desarrollista o progresista que está basado, sobre todo, en la transformación de ese patrimonio natural en capital financiero, materias primas para la industria, energías no renovables, inmersos en la inercia de un hábito colonial, histórico, de domesticar lo no humano, extrayendo minerales y transformándolos a gran escala, o simplemente construyendo infraestructuras para el agua, el transporte, la comunicación, entre otras. Son exposiciones acerca de trayectorias que cuestionan la idea de que la naturaleza existe para explotarla hasta su máximo límite o más allá de éste, con resultados como la extinción de especies, o la contaminación que desencadena procesos globales como la alteración de la atmósfera, mares y suelos, mediante la expulsión de gases, plásticos, residuos nucleares, entre otros. Son historias que ilustran que pese a estos procesos, la racionalidad hegemónica no es general y existen diversos espacios donde es resistida, inclusive subvertida.

El dossier comienza con dos artículos que dan cuenta de procesos ecologistas en México: uno sobre la conservación de las tortugas marinas en el golfo de California, otro sobre las disputas por el agua dulce y su sentido en los Altos de Morelos. En el artículo “Esfuerzos colectivos para la conservación de las tortugas marinas en el Golfo de California”, Graciela Tiburcio Pintos y Martha Micheline Cariño Olvera revisan el quehacer de personas y colectivos dedicados a promover la vida de las tortugas marinas. Explican varios esfuerzos realizados desde 1960, por diversos actores, que han llevado al incremento de las poblaciones de tortugas prieta y golfina, aunque las de las laúd, carey y caguama continúan disminuyendo. En el segundo caso, Radamés Villagómez Reséndiz nos transporta a las disputas en torno a los manantiales en unas sierras mexianas. En “Los guardianes del agua: cosmopolítica y conservación del agua en los Altos de Morelos”, interpreta complejos procesos en los cuales se sobreponen intereses diversos, que incluyen la conservación y la racionalidad económica, en un marco de intensificación agrícola y crecimiento de infraestructuras.

También en el marco de la expansión de las fronteras de apropiación de materiales, Diana Carolina Murillo Martín y William Sacher analizan el conflicto y discursos alrededor de un megaproyecto minero en la zona de Íntag (Ecuador). Al igual que en los Altos de Morelos, allí los actores locales, a lo largo de sus procesos –en este caso de resistencia ante la minería- han ido resignificando el territorio, al igual que las compañías mineras.

El cuarto artículo nos conduce a Sao Paulo, Brasil, a historias de ciudadanos y colectivos e instituciones que se dedican a reconectar a la ciudad y sus habitantes con los ríos. Camila Cavalheiro Ribeiro da Silva analiza seis casos que recuperan tanto la memoria sobre el agua como los lugares del agua en el territorio, desde iniciativas documentales y artísticas hasta intervenciones en zonas degradadas o en proceso de degradación.

La enseñanza de la memoria del agua se asemeja a la enseñanza de la memoria sobre formas para sembrar que tienen menor impacto ambiental y efectos positivos en la salud física y psicológica. En “Sembrando agroecología en campesinos indígenas y afrodescendientes de Colombia, Ecuador y Perú”, Jhonny Villafuerte da cuenta de procesos de formación en comunidades rurales, indígenas y afrodescendientes en tres países andino tropicales, que las han llevado a profundizar un desarrollo agroecológico.

Como muchas personas han tomado del camino de la agroecología, la soberanía alimentaria y la salud, el escalamiento de esas prácticas ha planteado nuevos retos, uno de ellos la certificación de las características de un producto agrícola, especialmente en lo que tiene que ver con su carga de pesticidas altamente tóxicos. Al respecto, Mauricio Pino Andrade, en “Los Sistemas Participativos de Garantía en el Ecuador.

Aproximaciones a su desarrollo”, ilustra algunas trayectorias e ideas en torno a algunos modelos de certificación, a partir del análisis de casos de Brasily Ecuador. Por su parte, Erika Judith Barzola identifica tres corrientes del ecologismo en la ciudad de Córdoba: la corriente de protección, la de derechos socio-ambientales y la corriente del ecologismo por la vida, en un ensayo original que busca ampliar el debate sobre los tipos de ambientalismos identificados por investigadores como Joan Martínez-Alier.

Cierra el dossier una visión más regional y singular de ecologismo. En el artículo “Creando redes por una América Latina libre de transgénicos”, Elizabeth Bravo, María Isabel Cárcamo y María Isabel Manzur narran la experiencia de un ecologismo que se mueve en una escala regional y política alrededor de impedir la difusión de organismos transgénicos, para lo cual actúa en diversas organizaciones de todo nivel. Dicen las autoras que su utopía es “colaborar en la construcción de la soberanía alimentaria con base agroecológica”.

Por su parte, la sección ensayo está compuesta por siete artículos que abordan aspectos centrales de la comprensión de los sistemas socioambientales contemporáneos en América Latina. Como es usual en Letras Verdes, desde perspectivas sociológicas, económicas, filosóficas, entre otras, algunos dan cuenta de procesos extractivistas, tanto de sus consecuencias materiales (más sentidos en Sur global) como de los imaginarios que se van construyendo alrededor de ellos. Así por ejemplo, en “¿Caras de una misma moneda? Conservación de la biodiversidad y extractivismo en América Latina”, Gabriela Klier y Guillermo Folguera analizan tres supuestos comunes de esas dos prácticas, a veces señaladas como antagónicas: su carácter global, la exclusión del vivir humano y la cosificación de la naturaleza.

A ese artículo le siguen dos que se perciben como relacionados, por ubicarse en el mismo territorio (Argentina), y porque dan cuenta de un fenómeno similar a diversas escalas. En el primero, “Transformaciones territoriales en las fronteras productivas: ¿hibridación de usos o profundización del extractivismo en Argentina?”, Ada Graciela Nogar y Brenda Ayelén Larsen analizan la expansión de la huella humana, la aceleración de los ciclos productivos y extractivos en zonas rurales. Analizan un tipo de procesos que serían los que generarían, entre otros, conflictos en lugares como los Sitios Ramsar de Argentina, los cuales son presentados por Sofía Astelarra, Victoria de la Cal y Diego Domínguez.

Los conflictos socioambientales también se presentan alrededor de infraestructuras de transporte de gran escala, como será el nuevo aeropuerto internacional de la Ciudad de México, en Texcoco. Enrique Moreno Sánchez presenta algunos de los impactos que se prevé ocurrirán en ese espacio y en su zona de influencia más inmediata. También en México, desde una escala nacional, Abraham Granados Martínez analiza la vulnerabilidad social por género ante el cambio climático, destacando “la necesidad de realizar acciones diferenciadas por sexo y a nivel regional, para solventar la vulnerabilidad social ante el riesgo del cambio climático, tales como políticas en favor de mejorar el ingreso de las mujeres y favorecer sus oportunidades de empoderamiento económico y ofrecer oportunidades laborales adicionales a los hombres ocupados en la agricultura, en zonas con alto potencial de ser afectadas por el cambio climático”.

Cierran la sección Ensayo dos artículos que cuestionan los modelos de desarrollo en ciertos espacios territoriales. En “Tendencias de participación y utilitarismo de la naturaleza en Chiapas-México. Un análisis comparativo”, Elizabeth Céspedes Ochoa y Rady Alejandra Campos Saldaña plantean “la perspectiva de la construcción estratégica de las políticas del desarrollo en México, desde un análisis de tendencias comparativas con las estrategias de los planes de desarrollo de Chiapas, abordado en términos de la participación del Estado, enfoque sobre el uso y manejo de los recursos naturales y la relación con poblaciones indígenas”. Por su parte, en “La Guajira como Territorio de “Espacios Basura”. Una mirada a la Economía de la subsistencia”, Eduardo Forero Lloreda, Ronald Mattod Orozco y Arturo Andrés Amador Arévalo, visibilizan las formas en las que desde un discurso hegemónico, en una región de Colombia, han ocurrido intervenciones para la explotación minera en territorios que en su mayoría son indígenas y campesinos. Analizan esos procesos a la luz de la idea de espacios basura: lugares donde se explota arbitrariamente recursos mineros y se desvincula de las dinámicas de sus habitantes sufriendo la aniquilación social, ambiental y cultural del espacio intervenido.

Estamos muy satisfechos con este vigésimo segundo número de Letras Verdes, por su diversidad temática y geográfica, pero sobre todo porque esa diversidad es cohesionable y coherente alrededor de varias epistemologías, las que nutren a los estudios socioambientales. Hay historias de conflictos, pero también propuestas para superarlos y construir nuevas racionalidades, nuevas trayectorias. Muchos de los artículos no se limitan a la denuncia, sino que dan ideas para resignificar no solo las relaciones entre humanos, sino también con los no-humanos. Dan pistas para conseguir lo que mencionó Bruno Latour al final del siglo XX: estrategias que permitan “reunir al colectivo”. Aquello no solo se consigue con resistencias, algunas ejercidas desde marcos teóricos inflexibles, quizás demasiado tradicionales para funcionar en un mundo que es sumamente dinámico. Se consigue sobre todo con creatividad y optimismo, sin que ello suponga, necesariamente, dejarse llevar por otras formas tradicionales de cooptación.